Liam y Aiden a primera hora de la mañana siguiente se dirigieron al banco, fueron recibidos por el señor Smith, explicaron el motivo por el cual estaban ahí.—Lo siento mucho, señor Donovan, señora Harper —dijo el gerente con una expresión de sincera empatía—. Pero sin la firma de su esposa, o un vínculo directo entre la señora Evelyn y Aiden, no podemos proceder con el crédito tal como lo han solicitado.Ambos se miraron con incredulidad al escuchar las palabras del gerente del banco. La esperanza que habían llevado al entrar en la oficina se desmoronó ante las complicaciones que surgieron.Aiden apretó los labios, tratando de mantener la calma. Sabía que esto era un obstáculo grande, pero no quería dejar que el desaliento la dominara.—¿Hay alguna otra opción? —preguntó Liam, aunque su voz traicionaba la frustración que sentía.El gerente hizo una pausa, revisando los documentos una vez más antes de responder.—Podrían intentar hablar con la señora Nicol Donovan y conseguir su firma
Aiden se detuvo en seco, su corazón empezó a latir con fuerza, pero no se volvió. No quería que él le metiera ideas en la cabeza. Salió de la cafetería con pasos firmes, pero en su interior, las palabras de Mathew resonaban con fuerza. Mientras caminaba hacia la camioneta, vio a Liam que la esperaba, su rostro reflejaba preocupación. Ella sabía que no podía dejarse llevar por la duda, pero también que necesitaba respuestas.Salió de la cafetería con el rostro tenso y la mirada fija en Liam, quien la esperaba junto a la camioneta. Sus ojos, normalmente cálidos, ahora estaban llenos de seriedad y algo que Liam no había visto en mucho tiempo: desconfianza. Al llegar a su lado, Aiden lo miró directo a los ojos, su expresión era firme, pero también dolida.—Liam, tenemos que hablar —expresó, su voz era firme, pero él pudo detectar un leve temblor que delataba la turbulencia interna que ella sentía.Liam frunció el ceño, notando de inmediato que algo estaba mal.—¿Qué pasó, Aiden? —preguntó
Liam no podía dejar de pensar en cómo Mathew se había enterado de lo que había dicho en el bar. Esa duda lo atormentaba, y sabía que no podría descansar hasta descubrir la verdad. Esa noche, después de asegurarse de que Aiden y los niños estaban bien en casa, decidió regresar al bar.El ambiente estaba cargado de risas y conversación, pero Liam no estaba de humor para socializar. Entró al bar con determinación, su mirada recorrió el lugar hasta que localizó a sus amigos, quienes estaban reunidos en una mesa al fondo. Se dirigió hacia ellos con pasos firmes, su rostro serio y su cuerpo tenso.—Necesito hablar con ustedes —musitó sin rodeos, con su voz firme y autoritaria.Los hombres, que inicialmente lo habían recibido con sonrisas, se miraron entre sí, notando la seriedad en el semblante de Liam. El ambiente se tensó de inmediato.—¿Qué pasa, Liam? —preguntó uno de ellos, intentando mantener la calma.—Quiero saber quién le contó a Mathew lo que hablamos la otra noche —demandó Liam,
—¿Así que finalmente te la llevaste a la cama? —preguntó uno de los amigos de Liam, riendo con una expresión maliciosa.Liam esbozó una sonrisa, pero su rostro mostraba una tensión apenas perceptible. Una parte de él se sentía incómoda al hablar de Aiden de esa manera, pero no quería parecer débil frente a sus amigos.—Sí, fue sencillo —respondió, aunque su tono carecía de la confianza habitual—. Pero... —dudó un segundo antes de continuar—. Aiden… solo fue un error, un pasatiempo, un noviazgo pasajero, la mujer que siempre me ha interesado es Nicol.A pesar de sus palabras, una sensación de remordimiento lo invadió. No quería admitir lo que realmente sentía por Aiden. Pero su orgullo herido, no le permitió retractarse.****El corazón de Aiden ya se encontraba en un estado de incertidumbre antes de llegar al lugar donde Liam se reunía con sus amigos. Había escuchado rumores en el pueblo, susurros que decían que todo entre ellos no era más que una apuesta. Pero se había negado a cre
Después de enterarse de que Aiden estaba embarazada, Edward decidió hablar con la tía de ella para asegurarle que se haría cargo de la chica. La tía de Aiden, inicialmente reticente, finalmente aceptó la propuesta de Edward después de ver su sinceridad y amor por Aiden.Mientras tanto, días después la noticia del inminente matrimonio de Edward y Aiden llegó a oídos de todos en el pueblo. Edward caminaba leyendo un documento que necesitaba para la boda, cuando se encontró con Liam.Cuando Liam se había enterado de la noticia, había sido como un golpe en su pecho, no podía creer que Aiden fuera tan descarada.—¿Así que te vas a casar con Aiden? —mencionó Liam, forzando una sonrisa—. ¿Te vas a hacer cargo de una mujer que fue mía… y de? —Pausó y apretó los labios.Edward, manteniendo la calma, respondió con firmeza.—Aiden merece ser feliz, y voy a asegurarme de que lo sea. No voy a discutir esto contigo, Liam.Liam sintió una punzada de dolor al escuchar esas palabras. Sabía que estab
Mientras Aiden recuperaba el aliento, una enfermera entró en la habitación, con una expresión suave.—Señora, su esposo... ya recibió su dosis de quimioterapia. Edward semanas antes de casarse con Aiden había sido diagnosticado de leucemia, y estaba luchando por su vida, sometiéndose a severos tratamientos. Con el corazón en un puño, Aiden apenas tuvo tiempo de recuperarse antes de ser llevada en silla de ruedas a la habitación del hospital donde yacía Edward, bastante débil. Sus ojos se abrieron apenas cuando Aiden entró, sosteniendo a su hijo recién nacido.—Edward —murmuró Aiden con lágrimas en los ojos—, mira a nuestro hijo. Es hermoso. Edward, con un esfuerzo visible, sonrió débilmente. Sus ojos se encontraron con los del bebé, y por un breve momento, una chispa de vida brilló en su mirada.—Cuida de él, Aiden. Cuida de nuestro hijo... —susurró, antes de que su cuerpo se relajara y perdiera el conocimiento.—¡Edward! —gritó Aiden con desesperación. Una enfermera entró y la ca
Aiden sintió un escalofrío recorrer su espalda al escuchar y reconocer esa voz. Sin embargo, ya no era la muchacha ingenua del pasado. Se armó de valor, se dio la vuelta y miró directamente a los ojos de Liam. Lo que vio la sorprendió y entristeció a la vez. Liam era un reflejo de lo que alguna vez fue, pero ahora estaba deteriorado, con el cabello desaliñado y la ropa arrugada, evidenciando el paso de los años y los errores cometidos. Sin embargo, detrás de ese aspecto desaliñado, aún podía percibir al hombre que alguna vez había amado, lo que le provocó una punzada de nostalgia y dolor.Liam, por su parte, apenas reconoció a Aiden. Había cambiado, y no solo en apariencia. Su figura era más esbelta y tonificada, y sus ojos verdes ya no mostraban la misma vulnerabilidad de antes, sino una mezcla de determinación y tristeza que lo desconcertó. Pero, a pesar de los años y los malentendidos, una parte de él no pudo evitar sentir una atracción visceral, un eco de lo que alguna vez fue su
Aiden, recuperando la compostura, se inclinó y tomó la mano de su hijo.—No tienes derecho a saberlo —expresó Aiden con frialdad—. Edward fue el único padre que conoció, y no voy a permitir que lo lastimes como lo hiciste con nosotros.Liam se quedó sin habla, como si las palabras hubieran desaparecido de su boca. En ese momento, el llanto de Fiore, que había estado observando la confrontación, rompió el tenso silencio. La pequeña estaba aterrorizada y las lágrimas corrían por su rostro.—Papá... —lloraba Fiore, temblando.El sonido del llanto de su hija fue lo único que logró conmover el frío corazón de Liam. Se giró hacia Fiore, viendo su miedo y vulnerabilidad, y algo dentro de él se rompió. La furia y la indiferencia dieron paso a un destello de humanidad mientras se acercaba a ella, tratando de consolarla.—Fiore, no llores... —solicitó Liam con voz más suave, pero la niña se apartó, aferrándose a la pierna de Aiden.Aiden, viendo la reacción de su hijo y el miedo en los ojos de