Aiden parpadeó y se volvió hacia su hijo, sonriendo con ternura, sacudió la cabeza.—Claro, cariño. Aquí tienes —dijo, alcanzándole un vaso de agua fresca.Leo tomó el vaso y bebió con avidez. Luego, miró a su madre con una sonrisa en los labios.—Liam me enseñó a reparar la valla. Me dijo que estamos haciendo un gran trabajo en la finca —expresó con entusiasmo.Aiden acarició el cabello de su hijo, tratando de ocultar sus propios sentimientos.—Eso es maravilloso, Leo. Estoy muy orgullosa de ti —respondió, con su voz llena de amor.Leo asintió y salió corriendo hacia su habitación fue a buscar a Fiore quién también había dio a la alcoba, dejando a Aiden sola en la cocina. Tomó una profunda respiración y se volvió a mirar por la ventana. Liam estaba terminando de mojarse y se sacudía el agua de los cabellos. Su figura recortada contra el cielo del atardecer le pareció más atractiva que nunca, y el conflicto interno en su corazón se intensificó.—No puedo... no puedo romper mi promesa
Aiden se alejó, volteó y colocó sus manos en el mesón de la cocina, su respiración era agitada, sus labios hinchados aún sentían el calor de los besos que le dio Liam, pero en su mente la voz de Edward y ese juramento retumbaba en su cerebro. Sentía una confusión abrumadora, el deseo que la había envuelto se mezclaba con la culpa y el deber.—No, Liam —expresó y volteó para verlo a los ojos—. No es correcto. No me beses.Liam la miró, sorprendido y herido por la repentina distancia que ella había impuesto entre ellos.—Aiden, no lo comprendo…—Intentó acercarse a ella.Aiden levantó una mano para detenerlo, sacudiendo la cabeza.—No regresé al pueblo para arreglar las cosas contigo. Estás equivocado si piensas eso. Vine aquí para sacar adelante la finca, para asegurarme de que Leo tuviera un mejor futuro, y a ti te debe importar que Fiore también. Yo no volví para reavivar lo que alguna vez hubo entre nosotros.Liam sintió un nudo en el estómago, pero no estaba dispuesto a rendirse tan
Aiden lo miró con incredulidad, sintiendo una mezcla de sorpresa y enojo ante la insinuación.—¡¿Qué?! —exclamó, antes de levantar la mano y darle una bofetada que resonó en el aire—. ¡Respétame, Matthew! —solicitó con firmeza—. Te llamé como abogado, no para que me juzgues. Si viniste a eso, es mejor que te vayas.Matthew se llevó una mano a la mejilla, sintiendo el ardor del golpe. Sus ojos se suavizaron un poco, pero la frustración seguía presente, sacudió la cabeza consciente que había cometido un gran error.—Aiden, lo siento. Solo me preocupo por ti. No quiero verte lastimada otra vez —aseguró, tratando de calmarse.—No tienes derecho a hacerme esas preguntas. Lo que haga o no haga con mi vida personal no es asunto tuyo —respondió Aiden con firmeza—. Edward confió en ti para que me apoyaras, no para que me controlaras. Si no puedes respetar eso, no tienes lugar aquí.Matthew la miró, con sus sentimientos de amor y celos mezclados en una tormenta interna. Había estado enamorado d
Liam asintió, agradecido por la comprensión y el apoyo de su amigo.—Gracias, Jack. Quiero hacer las cosas bien esta vez. No puedo permitir que el pasado siga interfiriendo en mi vida —expresó Liam con firmeza. —Ella decidió quedarse en la finca, y yo no me opuse, además su cercanía me hace bien, solo deseo recuperar lo que tuvimos en el pasado.Jack asintió y comenzó a tomar notas y a darle la asesoría legal adecuada para ambos asuntos.—Vamos a empezar con el divorcio. Necesito algunos detalles y documentos de tu parte, y luego podemos proceder con la finca. Quiero asegurarme de que todo esté legalmente protegido para ti y para Fiore —avisó Jack, mostrándose diligente y profesional.Liam se tomó un momento para pensar antes de añadir otra petición importante.—Jack, hay algo más. Quiero iniciar los trámites para reconocer a Leo como mi hijo. Sé que he llegado tarde a su vida, pero quiero hacerlo bien ahora. Quiero que sepa que siempre estaré para él —dijo Liam, con la voz cargada de
Aiden y Liam, desesperados, seguían buscando, llamando a los niños a medida que se adentraban más en el bosque. La angustia cada minuto aumentaba, estaba oscuro, y había barrancos, los niños podían caer y quedar heridos.—¡Leo! ¡Fiore! —continuaban gritando, sus voces resonaban en el silencio del bosque.Aiden se detuvo un momento, su respiración era agitada y su rostro lleno de lágrimas. Liam la vio y se acercó, colocando una mano reconfortante en su hombro.—Aiden, los vamos a encontrar. Sanos y salvos, te lo prometo —expresó Liam con firmeza, mirándola a los ojos—. No dejaremos de buscarlos hasta que estén de vuelta con nosotros.Aiden, con lágrimas en los ojos, asintió, tratando de encontrar consuelo en las palabras de Liam.—Tengo tanto miedo, Liam. Pueden estar en peligro —balbuceóLiam la atrajo hacia sí, abrazándola con fuerza.—No les va a pasar nada malo, Aiden. Los encontraremos y estarán bien. Sé fuerte, por ellos y por nosotros —susurró, dándole valor.Aiden tomó una prof
Aiden, harta de la discusión, los interrumpió con un grito.—¡Basta los dos! Yo iré con mi hijo.Liam asintió, aunque su corazón se rompía al no poder acompañar a Leo. Corrió a la casa, agarró un abrigo para Fiore y la cubrió con cuidado. También agarró una manta y la llevó en la camioneta, mientras Fiore seguía sollozando.—Todo estará bien, Fiore. Vamos a seguir a la ambulancia —avisó Liam, tratando de calmarla mientras conducía hacia el hospital.Mathew los siguió en su auto, preocupado por Aiden y Leo. Mientras conducían, cada uno en su propio vehículo, todos compartían la misma esperanza: que Leo estuviera bien y que esta pesadilla terminara pronto.Cuando llegaron al hospital, Aiden ya estaba adentro con Leo.Liam llevó a Fiore directamente al área de urgencias, para que la revisaran. Se encontraron con Aiden, que los esperaba con una expresión de preocupación y agotamiento.—Leo está siendo atendido. Los médicos están haciendo todo lo posible —susurró Aiden, su voz temblorosa.
En el hospital: Aiden se acercó a Liam.—Liam, lleva a Fiore a la casa a descansar. Yo me quedaré a cuidar a Leo —propuso ella.Liam negó con la cabeza.—No, Aiden. Tú has estado con él todos estos años. Déjame quedarme junto a mi hijo esta vez. Necesito empezar a ganarme su cariño. Llévate a Fiore a la casa y descansa. Yo estaré aquí con Leo —respondió con determinación.Aiden dudó por un momento, pero luego asintió, viendo la sinceridad en los ojos de Liam.—Está bien. Pero por favor, mantenme informada de cualquier cambio —solicitó con la voz temblorosa.Liam llamó a un taxi y acompañó a Aiden y a Fiore hasta la salida del hospital. Cuando el taxi llegó, ayudó a subir a la niña, que estaba dormida, y le dio un beso en la frente antes de cerrar la puerta del taxi. Luego se giró hacia Aiden, sus miradas se encontraron, y por un momento, el pasado y el presente se entrelazaron.—Cuida de Fiore y descansa. Yo me ocuparé de Leo —dijo, antes de inclinarse y darle un beso suave en los lab
Aiden, notando el enfado de Liam, intervino con rapidez.—Liam, deja que Fiore se quede aquí conmigo. Es mejor que ella esté cerca de Leo mientras se recupera —sugirió, tratando de calmar la situación.Liam la miró, visiblemente molesto.—Es mi hija. No necesito que te hagas cargo —respondió con brusquedad.Aiden lo agarró del brazo y lo llevó al pasillo.—Por favor, comprende. Solo quiero lo mejor para Fiore y Leo —expresó Aiden, su voz suplicante.Liam la miró, con su furia aún presente.—No hay nada que comprender, Aiden. No confío en Mathew y menos en ese perito. Pero está bien, cuida de Fiore. —dijo finalmente, cediendo un poco, regresó a la alcoba, se despidió de los niños y se fue.Aiden lo observó mientras se alejaba, sabiendo que la situación con la finca y Mathew sería un desafío mayor de lo que había anticipado.****Mientras tanto, en la finca, Mathew llegó con el perito, un hombre de aspecto profesional y atento que llevaba un maletín lleno de documentos y herramientas pa