Cuando finalmente llegó la hora de partir, el sol comenzaba a ocultarse tras las colinas, pintando el cielo con tonos de despedida. El equipo se reunió en el garaje, donde los vehículos estaban listos y cargados, esperando el momento de la verdad. Francesco, Charly, Leonardo, Jacomo, Gabriele y Mattia, junto a Carter, Arthur, Jhon e Isabella, revisaban un mapa de la zona donde se ubicaban las bodegas.—Vamos, chicos. Es hora de limpiar la basura —dijo Francesco con voz firme y decidida.De pronto, una agitada voz los detuvo.— ¡Hey, esperen! ¡Ya estoy lista! —Alessa corría hacia ellos con un maletín y un guante negro en la mano, adornado con lo que parecían ser sensores.— ¿Qué rayos es esto? ¿A dónde crees que vas, Alessa? Isabella dijo que te quedaras con el abuelo —replicó Leonardo, volviéndose hacia Isabella y Charly en busca de apoyo.— ¿Y a ti quién demonios te dio vela en este entierro, Leonardo? Ocúpate de tus asuntos y déjame en paz. Para que quede claro, voy con mi hermana.
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