Una semana después, la gran boda.La marcha nupcial resonaba en la hermosa iglesia, los presentes se ponían de pie para ver entrar la preciosa novia, vestida con un hermoso vestido, corte princesa, con encaje y pedrería en su pecho y mangas. Una larga cola que adornaba el pasillo, sin duda el centro de atención en ese momento.En el altar la esperaba un hombre que sin duda era el hombre más feliz en ese momento. Su sonrisa junto a unas lágrimas que bajaban por sus mejillas, le daban un bonito recuerdo al fotógrafo y un poco de envidia de la buena a todos los presentes.La emoción entró en el corazón de los invitados, que junto a Leonel y Noelia, lloraban de felicidad y alegría.Carlota era quien llevaba de la mano a Noelia, para entregarla a su hijo, era un honor para ella estar haciendo el papel de padre y madre, de una joven que le había enseñado mucho.—Hijo, te entrego a mi nuera, Noelia, otra hija para mí, cuídala y ámala mucho —Hablo Carlota con dificultad por el nudo en la garg
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