De la nada, ya la prensa estaba en la clínica donde se encontraba Braulio, no solo para investigar sobre la salud de Braulio. También buscaban información sobre la cachetada que había recibido Noelia, alegando que todo lo que se decía era totalmente verdad. Todo un desastre había ocurrido en las horas de mañana, Ámbar estaba sentada en el frío suelo, abrazada a sus piernas, mientras Cristina se aseguraba que su esposo estuviese bien.El timbre del apartamento de Noelia sonaba con desespero, Leonel se aseguró de que no fuera la prensa, al ver de quién se trataba, se sintió tranquilo, no podría ser mejor compañía para su Cielo. Abrió y ahí estaban sus dos amigos, con una cara de preocupación.—¿Dónde está? —preguntó Elisa sin saludar.—En su habitación… —respondió Leonel, Elisa corrió sin responder, solo necesitaba saber de su amiga.—Señor Kigman, disculpe a mi novia, está preocupada —se disculpó Anyel.—No se preocupe, la entiendo —musitó Leonel.—Debería ir a la clínica, su cuñado
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