No pasó mucho tiempo antes de que Alejandro terminara los trámites de salida del hospital, y esa misma noche, la familia se mudó a la Casa Guzmán en Rinconada.Alejandro estacionó el coche y, al entrar, Miguel, debilitado y agotado, se fue a descansar de inmediato. En la sala, Luciana conversaba con el mayordomo Felipe.—Felipe, aquí tienes los detalles de la dieta y el medicamento. Agreguemos nuestros números a WhatsApp, así te envío el documento. Si olvidas algo, puedes revisarlo allí.—Muy bien. —Felipe asintió varias veces, sonriendo—. Amy está preparando una sopa. Antes no sabíamos bien cómo manejar la dieta, ¿podrías echarle un vistazo para ver si todo está en orden?—Claro.Ambos se dirigieron a la cocina. Alejandro, desde un rincón, los observaba en silencio. Sin darse cuenta, su expresión se suavizó. Sentía un alivio al tener a Luciana allí. Con su abuelo enfermo, había temido que la casa se llenara de tristeza, pero Luciana lo mantenía todo bajo control. Eso le daba paz.Alej
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