Rebecca se aparta de él, sorprendida por aquel beso inadvertido e inesperado. —¡Lo siento, Rebecca! No debí-—¿Por qué lo hiciste, Enzo? —pregunta aún sin darle credibilidad a lo que acaba de ocurrir. —No, lo sé Rebecca. Fue un impulso, no pude evitar besarte. Sé que lo que acabo de hacer, es algo que no esperabas, pero… —guarda silencio y luego agrega:— No sé que me está pasando contigo, desde que vi como mi hermano te maltrata y humilla, no pienso en otra cosa que protegerte, cuidar de ti. Y eso me tiene confundido, porque siendo la esposa de Emilio, yo jamás debería ni siquiera pensarte. Las palabras de Enzo parecían tan sinceras que Rebecca se siente aturdida, pero también confundida. Nunca espero escuchar aquella confesión de su jefe.—Es mejor que salgas de mi habitación, no quiero que Emilio piense lo que no es. Eres su hermano, y yo soy su esposa. —¿Es en serio, Rebecca? ¿Todavía te importe lo que él piense aún después de encontrarlo con otra mujer? —No jugaré su m
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