Todos los capítulos de La venganza de la CEO Adolescente: Capítulo 11 - Capítulo 20
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"Enamorando" a mi hijo
- Déjame revistarte, estás pálida.Revisa mis signos vitales, pero fuera de una taquicardia por el stress todo parece en orden. Me pone nerviosa darme cuenta que su compañía me inspira mucha calma, pero no quiero que confunda las cosas, menos en este cuerpo.- Le dije que todo está bien, sólo necesito dormir un poco.Me giro para cubrirme con las sábanas. El parece comprender y se va. En mi cabeza se agolpan miles de ideas y trato de entender por dónde empezar, pero el primer paso es obvio, tengo que lograr que me den de alta.No tengo mucho tiempo. Tanto Lina como Michelle, estaban en la ciudad por las vacaciones, así que, considerando que han pasado un poco más de dos semanas desde el accidente, me queda como un mes y algo para empezar a mover las cuerdas y solucionar asuntos, así como pensar con que pretexto me puedo quedar aquí, pero al mismo tiempo terminar la escuela sin tener que ir a Nueva York. Me congelo. Eso no lo había pensado. No tengo idea del diseño de modas. Lo mío sie
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Cuesta subir la cuesta...
Comencé a llorar. Después de todo, una de mis materias favoritas en la preparatoria y la Universidad, fue teatro. El pasó de la molestia a la angustia. En verdad le gustaba esta chica…- Pero no te pongas así… Si estuvo mal, mi hermana sufrió mucho, pero… Con lo que me contaste de tus papás y sobre todo de tu mamá, lo entiendo, supongo que no encontraste otra manera…Se acercó a abrazarme. Yo tenía emociones encontradas. Como madre, ese abrazo lo había esperado desde hacía muchos meses que tenía sin verlo, como Michelle, me gustaba el olor de su perfume, el calor de su cuerpo y eso me hacía querer repelerlo porque no dejaba de ser la mujer que lo dio a luz. Algo debió percibir él que me soltó poco a poco.- No entiendo…- ¿Qué pasa?- No sé… No sé cómo explicarlo. Abrazarte se sintió muy extraño, como si quisiera hacerlo pero no, cálido pero no como yo… No me hagas caso, no han sido días fáciles.- Sí, lo entiendo…La puerta se abrió y Luz María entró con su pose exagerada de antes.-
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Sueños rotos
“Me lo debe”. Esa frase se me estrelló en la cara al recordar a mi madre y a mi misma diciéndoselos en alguna discusión estúpida a mis hijos. Nunca había sido consciente de lo poderosas y destructivas que podían ser esas tres palabras.Carmen, mi madre, tenía el gran sueño de ser pintora. Había estudiado en las mejores academias desde niña y a sus 19 años, había recibido una importante beca en un instituto europeo. Mi abuela estaba feliz, mi abuelo no tanto. Para él, las mujeres debían encontrar un buen marido que asegurara su estabilidad económica y punto; lo demás eran actividades para distraerse. La empresa panificadora en la que trabajó toda su vida, hasta tenía un día en que las esposas de los altos ejecutivos se reunían a hacer cosas de "señoras": coser, bordar, tomar el té y si, pintar. A eso lo habían reducido.Javier Luna, mi papá, era unos cinco años mayor que ella y era hijo de un amigo de mi abuelo, por lo que visitaba la casa constantemente. Desde que Carmen lo vio por pr
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Ella y yo
Edgar me miró.- Tú no te preocupes por nada Michelle, descansa, saldrás cuando los médicos digan que es prudente. Ven, hablemos afuera.Sacó casi arrastrando a Luz María que quería seguir discutiendo. Al final no me dijo como llegó acá desde la capital. Ahora necesitaba más que nunca que Víctor volviera para saber qué había pasado con su abuela Carmen. Tomé el celular y busqué su número. Me di cuenta que tenía otro problema por delante… ¿Cómo enviar un mensaje sin que sonara a las palabras de su madre, una mujer de cuarenta y cinco años y no a las de una chica de 21 años?Recordé que si algo me ayudo tanto en mi puesto como en los que tuve antes de llegar tan alto, fue mi capacidad de análisis, no sólo de las personas sino de datos y de toda la información que me llegaba. Me puse a revisar mensajes anteriores entre ella y sus padres, sus amigos, sus fans buscando un patrón… Y no entendí un c4r4j*. Vi pasar a Rosita, una pasante de enfermería que tenía apenas unos meses en este hospit
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Lucio
Víctor llegó como prometió a las pocas horas con un paquete de refrescos y unas frituras. Sabía que estaban prohibidos para los pacientes, pero prácticamente había crecido en los pasillos de este hospital, así que se sabía mil y un trucos para burlar la seguridad. Vino a mi mente la imagen de los gemelos a los siete años corriendo, mientras las enfermeras, el personal de seguridad y yo misma, tratábamos de darles alcance y se nos desaparecían de la nada.- ¿En qué piensas?- ¿Eh? No, en nada. En algo que dijo mi mamá de un concurso de canto o algo así.- Ah, el dichoso programa ¿No?- ¿Te conté?- Sí, me dijiste que te chocaba la simple idea, porque no se te hacía algo para tu nivel y que es más un capricho de tú madre. Que la idea de irte a encerrar con una bola de tipos y tipas que son X, te asqueaba.- ¿Siempre he sido así?- ¿Así cómo?- Odiosa y antipática…Víctor se rio y me acomodó el cabello tras la oreja. Su toque me hizo sentir muy incómoda y al parecer fue mutuo.- Lo siento
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La Tigresa Baby
¿En serio me dijo tigresa baby? Por Dios…- Yo… Con la caída perdí la memoria, no recuerdo mucho…Me mareé un poco y el techo parecía dar vueltas. Vinieron a mi mente imágenes sueltas, como si fuera una película a alta velocidad. Había un grupo de jóvenes como de la edad de Lina que se reían de una pareja que discutía a unos cuantos metros. Eran Michelle y Lucio. Al parecer, este último había salido la noche anterior con unos amigos y le habían tomado unas fotos un tanto sugerentes junto a una morena de curvas pronunciadas. Él le decía que no había pasado nada, que sólo era para mantener su imagen y había sido idea de su manager. Imaginé que también era influencer o actor o modelo. No pude evitar sentir que se me hacía agua la boca al ver sus nalgas firmes, sus brazos y bíceps bien desarrollados y sus labios carnosos. Pero mi hijo era más inteligente seguro. Pero que bien se veía ese chico. Definitivamente llevo demasiado tiempo célibe.- ¡No la metas en esto!- Usted nunca ha estado d
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Nuevas traiciones
Tras la revisión, Isabel me dijo que todo estaba bien y que mi madre ya había llenado el formulario y me esperaban en el lobby del hospital. Se ofreció a acompañarme, pero le dije que prefería caminar sola hasta allá. Eso iba en contra del protocolo, así que por supuesto, se negó. Cuando íbamos casi llegando, le dije que me urgía ir al baño y no le di tiempo de reaccionar. Me escabullí y la perdí al dar vuelta en uno de los pasillos y tomé él elevador. En el último piso del hospital, sólo había dos oficinas: La mía y la del dueño, que casi siempre estaba vacía. Él prefería atender todo desde su casa y las reuniones, generalmente eran en la sucursal de San Pedro Garza García. Yo tenía mi espacio principal en el hospital de San Nicolás y a este, venia dos veces a la semana. Pero era justo por eso que aquí, guardaba los documentos más importantes. El elevador tenía una clave para acceder a esa área. La recordé fácilmente. Corría el riesgo de que estuviera Abril o Mario, pero me imaginé q
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Libre soy
Estaba perdida en mi mente.- ¿Escuchaste Michelle?- ¿Qué?- ¿Dónde tienes la cabeza?En cómo deshacerme de ti para que permitas que tu hija viva su vida como mejor le parezca y no como tú quieres…- En nada. ¿Me decías?Insistía con lo de la audición. Me di cuenta de que tenía que tomar una decisión. No puedo ser Verónica de cuarenta y cinco años en el cuerpo de Michelle y no puedo ser Michelle porque no la conozco del todo y porque, al parecer, ni ella misma sabía quién era. Tendré que ser una nueva yo y una nueva ella. Hoy será mi cumpleaños y una nueva mujer joven con la experiencia de una que le dobla la edad, tomará las riendas de todo esto.- La audición es dentro de una semana. ¿Ya pensaste que canción vas a cantar?- Sí. Ninguna.Luz María casi se atraganta con lo que estaba comiendo, Edgar sonrió por lo bajo, satisfecho.- ¿Qué quieres decir con ninguna?- Qué no pienso participar. Y todos esos comerciales que dices que tengo pendientes, cancélalos. No me pienso mover de aq
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Michelle, la emisaria vengadora
Por supuesto que yo no tenía nada de eso, pero él no lo sabía. Y con los detalles que le había dado de sus palabras, era suficiente para que se lo creyera.- No te pido mucho, ni siquiera te dije que me des una gran cantidad de dinero o algo así. Sólo que me ayudes a tener un puesto en este lugar. Dada mi experiencia, puedo estar en Relaciones Públicas, en Publicidad, en ventas y hasta en Recursos Humanos.- ¿No te falta como a Lina un semestre para terminar la escuela?- Sí, pero lo voy a hacer en línea. Necesito quedarme aquí en Monterrey por el momento. Y así le doy un descanso a tu hija, ¿No crees? Bueno, por el momento es todo, te doy hasta mañana para pensarlo. Este es mi número.Jalé su mano y escribí el número en su palma. Sentí como se estremeció con mi contacto, con la de esta piel joven. Eso me daba tantas ideas... Salí mientras lo oía aventar lo que tenía sobre el escritorio. En el elevador me topé con una cara familiar. Era Leonardo.- Por lo visto el alta te hizo mucho bi
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VERÓNICA Y MAYRA
Cuando empecé en Medi Core Associates, recién desempacada de la Universidad, había muchas cosas que no sabía hacer. Mis hijos estaban pequeños, Mario había empezado la Universidad y yo tenía que dividirme entre trabajo, guardería, niños… Mi jefe era el gerente de ventas, un tipo déspota, abusivo, al que le encantaba humillar a la gente. Yo aguanté muchas groserías porque era mi primer trabajo, porque la paga era muy buena y porque lo necesitaba para sacar a flote a mi familia.Un día, uno de los gemelos se peleó con otro niño en la guardería y tuve que ir por él en mi hora de comida y llevármelo a la oficina. La jefa de enfermeras se compadeció de mí y lo tuvo en el área de pediatría con los pacientes no infecciosos.Faltaba menos de una hora para la salida y creía que la había librado, cuando una de las vendedoras, que me odiaba porque la había puesto en evidencia por su mal manejo de viáticos, se dio cuenta y fue a contárselo a mi jefe.- ¿Crees que los recursos del hospital son para
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