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Todos los capítulos de Deseo Enfermizo : Capítulo 51 - Capítulo 60
74 chapters
LI. Abrebocas
Los trajimos a una bodega abandonada y nuestros hombres se encargaron de amarrarlos en medio del gran espacio que había sido destinado para ellos, dejándolos colgando del tubo que atravesaba toda la estancia. Estaban completamente inmovilizados. El viejo Weiss no dejaba de quejarse por las heridas que había recibido, puesto que estaba botando sangre y nadie lo había atendido, pero no tanta como para morir a causa de eso. Sus lloriqueos eran simplemente irritantes. Madre e hijo estaban en completo silencio, no habían dicho ni una sola palabra, este último no quitándome la mirada de encima, algo que me tenía en alerta. Ellos eran calculadores y no podía bajar la guardia a pesar de que ya estaban bajo nuestro poder. Sabiendo cómo se habían mantenido por tanto tiempo siendo libres y caminando por la vida como si nada, no podía fiarme o quizá saldrían con alguna sorpresa y todo podría irse al carajo. —El jefe quiere a la vieja viva —dijo Bruno, parándose a mi lado y dándoles una mirada
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LII. Uno menos y me quedan dos
Advertencia de contenido violento y sensible... ***Volví a la bodega con toda clase de herramientas y armas cortopunzantes, dispuesto a empezar y terminar con ese asunto que había alargado por años de una vez por todas. Mi hermana merecía su libertad y yo necesitaba hacer pedazos a esos tres seres despreciables para continuar con mi vida. Los tres estaban en silencio cuando entré, dándole miradas largas y profundas a Bruno que jugaba con un encendedor en sus manos, sabía muy bien, que calmando la rabia que lo dominaba en ese instante. Dejé todo en una mesa metálica y la arrastré hasta situarla cerca de ellos, quienes desviaron la vista hacia mí y no se perdieron ni uno solo de mis movimientos. Estaba aparentemente calmo preparando todo, pero solo Dios sabía lo mucho que me contenía para no rebanarles el cuello una vez otra hasta verlos morir en mis manos, pero de nuevo, morir de un solo golpe sería un premio para ellos. Desplegué sobre la mesa una de las fundas que había traído,
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LIII. Gozo
Advertencia de contenido violento y sensible...***Sin mucho tiempo a mi favor, le pedí a mis hombres que me trajeran todo lo que necesitaba para seguir con mi labor. La adrenalina corría por mis venas como un sentimiento corrosivo y caliente que, en lugar de ser dañino, era completamente placentero. Jamás había sentido unos deseos tan grandes de matar como hasta ese momento en el que, si bien no estaba bien hecho y eso lo tenía muy claro, no podía detenerme. Mi alma aclamaba venganza, no solo por mi hermana, también lo hacia por Amanda, por todas las personas que habían muerto sin compasión en sus manos, inclusive por mí, porque había padecido el infierno en la tierra al ser testigo de toda su maldad y no poder hacer nada. La impotencia siempre estuvo de mi lado, pero ahora no había nada que me detuviera, que me frenara a hacer lo que el corazón me dictaba verdaderamente. Y en ese preciso instante, donde mis manos estaban manchadas de sangre, solo pedía cada vez más por ese liquid
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LIV. Libres
—Te aplaudiría si pudiera, pero tengo las manos atadas —escuché la voz de Julen y lo miré de reojo—. Qué manera tan interesante de hacer sufrir a un ser humano. A mí nunca se me hubiera ocurrido matar a mi madre de esa manera. ¿Por qué no lo piensas mejor y trabajas para mí, Baltz? ¿Ese es tu verdadero nombre? Supongo que no y eso es lo de menos. ¿Sabes? Tú y yo no somos tan diferentes. Buscas "hacer justicia" por la zorrita de tu hermana, pero mírate, comiendo fríamente de tu venganza y degustando su sabor con tanto placer y satisfacción —sonrió torcido—. ¿No es magnífico tener ese poder en el ser humano?Este tipo de verdad no tenía ningún tipo de empatía ni de sentimiento en su corazón. Aun viendo a su madre muerta era capaz de hablar y bromear como si nada, cuando pensé que iba a enloquecer al verla morir tan cruelmente, pero para él no resultó más que interesante.¿Acaso no le dolía ni un poco que la hubiese matado? ¿Realmente no sentía nada? Ella era su madre, la mujer que le di
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LV. Todo acabó
—¿Explicaciones de qué? —rebatí, serio—. Te dejé muy en claro antes de todo que ninguno de ellos quedaría vivo siquiera para contarla. Te lo dije y, aún así, tomaste el riesgo. —Habíamos quedado en que dejarías a la vieja viva. ¿Ahora qué se supone que le diga a mis superiores? Les ofrecí la cabeza de alguno de esa familia y lo único que tengo son tres cuerpos que no me sirven para nada. —Ninguno se iba a salvar y tú lo sabías muy bien. ¿Crees que luego de todo lo que hicieron a mi hermana me iba a quedar como si nada sabiendo que iba a quedar uno de ellos vivo? —negué—. Sabes que si quedaban vivos era cuestión de tiempo para que movieran influencias y estuvieran libres por las calles. Lo mejor que le pudo pasar a este planeta fue que ellos murieran, créeme, escorias como ellos no merecían vivir un segundo más.Mi jefe me miró en completo silencio, tratando de entender mis palabras y la magnitud de ellas, quizá pensando que había perdido toda mi humanidad. Pero aún era muy humano a
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LVI. Conexión
—¿Realmente ese... monstruo murió? —escuché una voz suave y femenina a mi espalda y me aparté de mi hermana para darle cara a Amanda—. ¿Es... cierto?—Sí, Julen Black, su madre y su tío están muertos —le aseguré y sus ojos, carentes de vida y brillo, se llenaron de lágrimas—. La pesadilla al fin acabó. —Amanda, ¿qué haces fuera de la cama? Deberías estar en la habitación, descansando. Mi madre se acercó a ella y la tomó de las manos con suavidad, luciendo genuinamente preocupada por ella y el estado en el que se encontraba, uno muy diferente al que vi la última vez.Más delgada, con grandes ojeras, sin vida alguna y un vacío y dolor que podía entender a la perfección. Ella estaba destruida y me dolía el alma tener que rematarla con la noticia de la muerte de su esposo, quizá su única esperanza entre tanto sufrimiento. —¿De qué sirve que haya muerto si acabó con nuestras vidas? —sus lágrimas cayeron sin más—. ¿Qué cambia que haya muerto?—No cambia nada, tampoco se puede devolver to
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LVII. A la espera
•AMANDA•Despertar, ver el cielo gris o luminoso, ver la lluvia caer, el día y la noche pasar como un soplo, sentir el aire en el rostro, el sol calentar mi piel. En eso se habían convertido mis días, en simples e insignificantes cosas irrelevantes pasando a mi alrededor, cosas que antes agradecía y que me encantaba ver, pero que en ese momento solo podía aborrecer con todas las fuerzas de mi ser, deseando no ver ni sentir absolutamente nada. No tenía sentido vivir y ser testigo de cómo el tiempo pasaba y me sumía cada vez más hondo en un pozo que no tenía salida alguna. A donde fuese que mirara todo estaba oscuro, vacío, sin color alguno. Todo a mi alrededor estaba muerto... Yo misma lo estaba, aunque mi corazón se negaba a dejar de palpitar. No tenía ni la remota idea de qué día era, y tampoco me importaba si salía el sol o si llovía, si me bañaba o me pasaba un peine por el cabello. No había nada que me importara en ese momento más que morir. Contaba los segundos para dejar de ha
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LVIII. No estás sola
«El tiempo lo cura todo», me había dicho Sheyla en un susurro esa tarde, cerrando nuestra conservación, pero ¿realmente lo hacía?Quizá en el pasado hubiese creído que sí, que el tiempo lo curaba todo; no obstante, cuando se estaba tan destruido en este mundo, ¿qué iba a curar? ¿Qué cura había para un alma que estaba muerta en vida?En realidad el tiempo se encargaba de hacernos olvidar todo, y podía sentirlo cada vez que intentaba recordar el rostro de mi familia e incluso rememorar sus voces. Escudriñaba en mi mente todos los momentos que había vivido con ellos, pero algunos no los podía recordar del todo.Sus rostros empezaban a desdibujarse en mi cabeza y sus voces no eran más que ecos en mi corazón, haciéndome sangrar muy lentamente. Solo en sueños podía tener una imagen clara de ellos, por eso me encantaba desconectarme de todo y dormir, porque sabía que en sueños los podía encontrar, podía estar con ellos, podía abrazarlos y sentirlos pese a que, al despertar, su ausencia me qu
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LIX. Primer paso
***Luego de varios días en los que le di vueltas a las palabras de Freya, me acerqué a ella y le confirmé mi asistencia. No me sentía lista para hablar, pero prometí hacer el intento para no terminar esta vida llena de tristeza y soledad. Haría mi mejor esfuerzo para tratar de ser feliz, si es que aún tenía la posibilidad de serlo.El consultorio de la psicóloga que atendía a la Sra. Suzanne quedaba en el pueblo cercano a la casa. Me sentía algo nerviosa y temerosa pese a que no existía ningún peligro, además de que Sheyla y Niklas nos hacían compañía. Pero quizá mi miedo radicaba en recordar lo vivido, expresarlo en voz alta y seguir cayendo en ese pozo oscuro en el cual aún seguía presa.No iba a mentir, era refrescante salir de la casa y ver más que árboles y campos. El pueblo era muy hermoso y tranquilo, se respiraba paz por sus calles e incluso las pocas personas que caminaban de un lado a otro transmitían calma. El sol estaba en su máximo esplendor, iluminando las calles y haci
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LX. Fin de semana
Con el paso de las semanas empezaba a ver las terapias de una forma completamente diferente. La Dra. Collins era muy buena en su labor, comprometida, siempre dando las palabras justas y necesarias para hacer pensar, dejándome actividades para no tener malos pensamientos y así sobrellevar los días venideros.Si bien aún tenía mucho que sanar, cada vez que salía del consultorio me sentía más ligera. Aún lloraba, maldecía y preguntaba por qué a mí, pero empezaba a comprender la maldad que habitaba en el mundo, esa misma que arrasaba con todo a su paso sin importar las consecuencias ni los daños que ocasionara, y para desgracia mía, había sido su blanco en esta ocasión. Había tenido la mala suerte de cruzarme con la maldad y, como bien decía la doctora, aunque pensara que era cruel e injusto, debía agradecer que estaba viva, porque eso solo significaba que aún podía cumplir con propósitos que habían quedado en la cajita del olvido, que podía hacerle justicia a los seres queridos que habí
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