Capítulo 18. La fiereza de una madre.
Amelia contuvo la respiración, intentando fundirse con la oscuridad bajo el escritorio mientras Alejandro se acercaba peligrosamente a su escondite. El sonido de sus pasos resonaba en el silencio de la oficina, cada uno más cercano que el anterior. Amelia se agazapó aún más bajo la estación de trabajo, intentando controlar su respiración, que se había vuelto errática debido a la tensión. Alejandro se acercaba lentaente, y cada vez que se inclinaba para revisar una estación, el pánico de Amelia aumentaba. Sabía que si la descubría en esa situación comprometedora, sus días en Valente Enterprises estarían contados, y con ellos, su plan para recuperar a Anaís."Piensa, piensa", se dijo a sí misma, mientras sus ojos recorrían desesperadamente el espacio en busca de algo, cualquier cosa, que pudiera usar como excusa si la encontraba. De pronto, el teléfono celular de Alejandro comenzó a sonar estridentemente, sobresaltando a ambos. Alejandro se detuvo en seco, sus pies a escasos centímet
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