Todos los capítulos de Destinos Cruzados En El Olvido "ATADA A TI": Capítulo 51 - Capítulo 60
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50. Úsame
El mundo ya ha parado en éste salón. Inclusive, Elena deja de respirar y por más que intente parpadear y tratar de inhalar aire, todos sus sistemas colapsan. Flaquean sus piernas, y su vida lleva la tormenta y la desesperación. Valentino tampoco se queda atrás, totalmente impresionado por lo qué ve. El señor Orlando no es un hombre de muchas expresiones, pero al igual qué los demás, se ha quedado mudo y pálido. —He dicho —el escalofrío de Elena incrementa cuando lo vuelve a oír—, qué te alejes de mi esposa. Aurora tartamudea, consciente de que ve a la única persona capaz de deshacerse y ordenar a su antojo. Los asesores, los gerentes e inclusive Norelie están de pie. Lo miran encaminarse hacia Aurora con paso lento. Usa un bastón para apoyarse. Elena no ha sentido tanta falta de aire cómo ahora, pero lo que ve en él está alejado de la calma. Su oscuridad es peor que la de Aurora. Gianluca Mancini es una bestia entre todas estas personas.—Hermano —finalmente pronuncia A
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51. Una bestia insaciable
De pronto, Gianluca logra qué cada uno de sus sentidos se detengan, porque sus palabras tienen efecto. Todo su rostro se sonroja. No sabe cómo continuar para no delatar su sonrojo y lo qué produce estar sentada en sus piernas, con su mano acariciando su cintura, con su cuerpo dispuesto a quitar el frío de todo éste tiempo, con sus labios arrebatándole el aire.“Úsame.”Elena mueve la cabeza, y con una pequeña sonrisa mira hacia abajo.—Hay mucha gente qué esperaba verte —Elena responde, todavía con las manos en su rostro—, mucha gente se preocupa por ti.—Sólo me interesas tú.Elena encuentra su mirada. No. Es indescriptible lo qué éste hombre le produce. ¿Cómo es capaz de decirle esto? Se remueve entre sus brazos.—¿Estás bien? —Gianluca pregunta. Está acariciando su cuerpo, sus mejillas, sus brazos, sus piernas, enviando electricidad al cuerpo de Elena, y encogiéndola más de lo qué creyó, como s necesitara saber qué la tiene a su lado.—Yo estoy bien. Me desperté una semana después
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52. Una espera no sincera
—Es todo por hoy —Gianluca entrega los dos portafolios—, asegúrense de que los productos cumplan con los estándares de calidad. No quiero desperdicios, así qué mantengan los niveles óptimos del inventario.—Señor Mancini —expresa la única gerente qué no estaba en el circo qué encontró hace un par de horas—, qué feliz estamos por verlo de regreso.Gianluca no responde. Sólo asiente en su aura serena, porque pese a no alarmar a su esposa, el malestar está presente.—Haremos lo qué pidió. Para mañana estará listo —dice la gerente luego de mantener la sonrisa iluminada hacia él. Su nombre es Madison Parker. Estuvo un par de veces con ella, pero nada serio. Le resta importancia a su presencia—, ¿Quiere otra cosa?—No. Retírense —Gianluca se apoya en su bastón para levantarse. Quien entra ya al salón es el abogado Orlando cuando las personas qué mandó a llamar se retiran—, seguiré hablando en mi casa. Mónica sólo dio un par de horas —empieza a caminar hacia la salida.—Debe recuperarse al 1
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53. Sus ojos cambian al ver la nueva vida
—Dime qué estás feliz —Renata continúa. Todavía tiene la mano en su vientre—, aún es muy pequeño para dar patadas, pero en unos meses no nos dejará en paz —también se echa a reír. Luego le toma el rostro—, Gianluca, mi amor. Estoy tan feliz de que hayas despertado —y lo abraza por el cuello. Gianluca se queda unos momentos en el limbo. Ver el vientre de Renata lo aturdió unos momentos. —Sientáte junto a mí —Renata señala el sofá—, quiero saber cómo te sientes. —Yo estoy bien —Gianluca evita tocarla lo más qué puede. Su único interés es su embarazo—, ¿Cómo lo has llevado? ¿Qué necesitas?—Pues —Renata no deja de sonreír—, por los momentos mi familia está al pendiente de los dos —vuelve a tomar su mano—, y no esperaba la hora para decirte qué el próximo mes podemos saber qué será el bebé. Si es niño o niña. Gianluca la observa. —Tienes qué acompañarme —pide Renata.Gianluca observa la mano de Renata en la suya. Simplemente asiente. —Quiero qué las cosas estén claras aho
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54. Secretos y sus consecuencias
No es normal. Esto no es normal. No es normal ésta clase de rabia al imaginarse a Renata otra vez sonriendo frente a Gianluca.Elena sigue en el cuarto, acomodando todo lo que él necesita una vez regrese a descansar. Está concentrada, pero debido a la molestia, apenas escucha lo qué dicen las enfermeras. Todo esto ha cambiado. Qué haya despertado ha cambiado por completo hasta su propia vida. Y ahora que no puede dejar de pensar en sus dedos y en él luego de lo qué ocurrió en ese salón, se está volviendo loca por dentro.No puede seguir aquí.—¿Está todo listo? —pregunta a las enfermeras.—Quería saber si todo se moverá a la habitación de usted, señora Mancini —la enfermera se acerca a ella.Ni ella ni Gianluca han dormido juntos en la misma habitación desde qué llegó a ésta casa. Y eso fue hace dos meses. Carraspea un poco. Debería hablarlo con él.No.—Todo a mi habitación —dice contundente. Luego, siente algo de arrepentimiento. Demonios. ¿Qué ha dicho?Son una pareja de matrimonio.
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55. Se cocina la traición y las dudas
Es muy consciente qué el rostro de su esposo tiene el poder de lanzarla lo más lejos de la realidad. Pero esto es un golpe seco. Lo qué se enteró acerca de su madre no tiene nada qué ver con quién es en realidad. Una cosa lo sabe Gianluca, la otra no. Y la otra parte de la historia no lo sabe porque ese nombre le produce lo mismo qué mil espinas tomadas en la mano. No le gusta hablar de eso. Y es precisamente lo qué está ocurriendo aquí. Por un instante no sabe cómo reaccionar. Si sorprendida o molestarse. ¿Cómo se enteró de esto? Observa al abogado Orlando, y Elena no es capaz de descifrar lo que trata de decir. ¿Qué sucedió para que Gianluca de enterara de esto? —¿Qué tiene eso de relevante? —Elena se cruza de brazos. No. Definitivamente nada qué tenga que ver con ese nombre saldrá de aquí. —Que tiene eso de relevante —su esposo repite. A altas horas de la mañana no lo imaginaba bebiendo luego de todo lo que sucedió porque está bajo tratamiento. Sus ojos grises están com
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56. El nombre qué te traerá miseria. ¿Quién eres realmente?
—¿Si comprendes qué ahora Gianluca despierto y yo fuera de Fattoria Verde estamos a nada de perderlo todo? —Norelie grita, exaltada. Camina de un lado hacia otro, con la mano en la cintura y otra en la cabeza. Se encuentra frustrada y por unos momentos, hasta pérdida. Pero la rabia incrementa. Y apenas ha pasado un día desde qué todo ocurrió—, delante de todos. ¡Delante de todos! No le importó ni mierda, ¡Nada! Ese hombre es un animal y me sacó. ¡Me despidió!Norelie acaba de llegar a Florencia luego de un largo vuelo. Fue lo único en lo qué pensó cuando salió hecha furia de Fattoria Verde en Florida. Debía hablar con el hombre qué ahora se encuentra concentrado en un rincón, hallándose sumergido en sus pensamientos, y como no es un hombre qué siempre está en silencio, Norelie le quita la copa de su mano para estrellarla al suelo.—¡Escúchame! —exige—, ¡Tenemos qué hacer algo cuánto antes! ¿¡Qué no lo entiendes?! El desgraciado no murió. ¡No murió! Vive, y ni siquiera perdió la memori
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57. Entre la espada y la pared. ¿Te interesa el pasado o el presente?
Debido a su ausencia por mucho tiempo, ponerse al día y al corriente es algo qué tendrá qué hacer en lo qué resta de la semana y antes de regresar a la oficina presidencial. Gianluca es calculador en sus cosas. Sobretodo, controlador. No le gusta qué nadie toque lo qué es suyo e incluso, qué nadie dictamine por encima de él lo qué es bueno o malo para Fattoria Verde. Ha repasado los errores qué le hicieron perder a Della Famiglia y eso no lo permitirá otra vez. Pero al enterarse lo qué sucedía en su ausencia, y que la única protagonista era su malcriada y hermosa esposa, es la primera vez qué no se encolariza de que alguien toque lo qué es suyo: ella es suya. Orlando informó el estado bimestral de las cuentas y la gestión financiera de Fattoria Verde: no hubo ningún gasto innecesario, tampoco una pérdida considerable.Su esposa caprichosa supo en menos de lo que había esperado cómo pensar con inteligencia, incluso al no haber sido sometida a tanta presión de repente. Por u
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58. Planes siniestros. Renata Bertolini, una belleza siniestra
Renata no está del todo contenta. Ahora qué ya ha entrado a una etapa del embarazo donde necesita reposo, ya no puede volver a Á Las Modè en un tiempo.Todo por ésta estúpida barriga. El doctor qué chequea su estado le explicó severamente qué debe ingerir alimentos y bebidas solo recomendables para el bienestar del bebé. Ya va por la segundo vaso de vino. Éste niño, porqué sera un niño, será quien le devuelva a su padre, quien lo traerá a sus brazos. El tiempo es lo qué la está encerrando en la locura, y más cuando con un sólo pasó en falso, esa mujer lo tendrá en la palma de su mano. Se estremece con sólo pensarlo. ¿O ya lo sabe? ¿O ya lo perdió para siempre? ¿O ya tendrá oportunidad para qué él la ame? Se pone de pie, bebiéndose de golpe el vino. Debe hacer algo cuánto antes. Y ahora trabajará por su cuenta. Le interesa poco lo qué hagan Enrico o Norelie. Siempre consigue lo que quiere estando sola, y no con gente inútil. Debe buscar otros aliados, debe mover bien sus propi
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59. Yo no soy ella
—¿Florencia? —Elena se abraza a sí misma. Observa a Encarnación, dudando de su palabra. No esperaba qué respondiera, tampoco qué fuese de repente. Le cuesta procesar lo qué dice un par de segundos—, Encarnación-—Es todo lo qué sé —Encarnación tiene la vista en su amiga Raffaella—, tu madre se lo llevó a la tumba lo demás…Elena no tiene palabras para responderle. Y asombrada por lo qué le ha dicho, repite una y otra vez el nombre en su mente. “Florencia.” Una y otra vez. Cuando encarnación sigue en silencio, Elena entreabre los labios.—Gracias —murmura Elena—, eh, yo —su teléfono suena. No quiere contestar pero la vibración puede significar algo importante, y al contestar rápidamente expresa que en estos momentos no tiene tiempo de hablar.—Yo ya me iba, querida. No te preocupes —Encarnación cambia de expresión a una de melancolía.—Pero —Elena balbucea con el teléfono en la oreja. Encarnación se da la vuelta hacia el camino que lleva a la salida del cementerio—, no vayas sola, por
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