Gabriel alcanzó a Marisol rápidamente, ella iba caminando con el llanto desatado, eso lo hirió bastante.—¡Marisol, espera! —gritó al bajarse del auto.—¡ALÉJATE DE MÍ MALDITA SEA! —gritó Marisol con fuerza.—Por favor, perdóname, no entendía bien la situación soy un estúpido, lo sé. ¡Perdón! —suplicó Gabriel.—¡No, no, no, no! —gritó Marisol y siguió su rumbo.—¡No sabía que tu relación con Tomás iba tan en serio, no lo había comprendido! ¡Pero entiéndeme, solo deseo protegerte, eres mi mejor amiga y te quiero, no dejaría que te hicieran daño! —gritó Gabriel mientras dejaba que sus lágrimas salieran a flote— ¡no debes alejarte de Tomás, te quiere, me di cuenta, n
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