—Qué bonito, muchas gracias. Pesaba que te habías enojado conmigo, ese mensaje me dejó muy asustada —dijo la joven. Después rodó su mirada a la tranquila bahía, el sol que caía lentamente en el horizonte, dejaba ver un cielo multicolor y romántico.El momento era perfecto, la música tranquila, la conversación, la deliciosa comida que estaba en la mesa, la brisa cálida y la persona que estaba frente a ella. Gera dejó salir un suspiro, amaba ese momento.—¿Qué sucede? —preguntó Santiago cuando la vio desplegar una sonrisa.—Es que… es un hermoso detalle. Me encanta que me sorprendas —respondió Gera.—Bueno, me gusta que mi relación no sea monótona, me encanta verte feliz —dijo Santiago.El momento siguió tranquilamente, hablaron de todo un poco y al Gera creer que t
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