—Por favor Gabriel, Marisol no es una niña para que le estés prohibiendo con quién puede o no estar. Además, yo no pienso hacer nada malo con ella, me gusta y quiero una relación seria con Marisol, nada más —dijo Tomás, pero eso solo empeoró las cosas. Gabriel se encaminó a él y Josef tuvo que intervenir.
—¡Gabriel, cálmate, nadie va a pelear aquí! —recalcó Josef.
—No creo tanta maravilla, siempre tomas a las mujeres a juego y las tratas mal, por eso no quiero que estés cerca de Marisol, ¡yo sabía que ibas con esas intenciones! ¡Por eso hice que me lo prometieras! ¡No eres capaz ni de ser responsable con tus palabras!
Tomás comenzó a enojarse con lo que decía Gabriel.
—¡No, como tú tratas muy bien a Marisol! ¡Deberías ser tú el que deber&ia
Gabriel alcanzó a Marisol rápidamente, ella iba caminando con el llanto desatado, eso lo hirió bastante.—¡Marisol, espera! —gritó al bajarse del auto.—¡ALÉJATE DE MÍ MALDITA SEA! —gritó Marisol con fuerza.—Por favor, perdóname, no entendía bien la situación soy un estúpido, lo sé. ¡Perdón! —suplicó Gabriel.—¡No, no, no, no! —gritó Marisol y siguió su rumbo.—¡No sabía que tu relación con Tomás iba tan en serio, no lo había comprendido! ¡Pero entiéndeme, solo deseo protegerte, eres mi mejor amiga y te quiero, no dejaría que te hicieran daño! —gritó Gabriel mientras dejaba que sus lágrimas salieran a flote— ¡no debes alejarte de Tomás, te quiere, me di cuenta, n
—Deja de comportarte así conmigo. Ya te pedí perdón; tú lo dijiste, ya es pasado, comencemos de cero —pidió el joven bastante preocupado.—¿Crees que es así de fácil? —inquirió la muchacha— para ti es fácil, tienes a Marcela y te casarás con ella, pero para mí no; te dije que fue la única persona que me correspondió –hubo un momento de silencio—. Por muchos años estuve enamorada de ti, siempre vivía con el miedo de que te fueras a enamorar de alguien y me dejaras sola, cuando volviste al país y me presentaste a Marcela… ¡Dios! Sí que sufrí al ver que mi gran miedo se había hecho realidad. Pensé que sería algo pasajero, pero mira, ahora te casarás con ella y yo seré la dama de honor, estaré detrás de ustedes observando su gran felicidad mientras yo estaré totalmente humillada. Cuando Tomás entró a mi vida cambió todo por completo, sé que nuestra primera impresión no fue la mejor, pero después él trató de arreglarlo y por un minuto me sentí la mujer más feliz al ver que había a
—Eso les pasa por meterse en la vida de los demás, si no se hubieran puesto en esas nada de esto. Pero bueno —Gera se cruzó de brazos.—Ay… No pues, la que no hizo nada —renegó Claudia.—Sí… Aquí todas tenemos la culpa, fuimos a traer a la chica esa y después no ayudamos a Tomás cuando peleó con Gabriel, pero bueno, eso ya pasó. El pobre Tomás cambió desde ese día, como extraño al viejo Tomás —soltó Keidys.—Mejor cambiemos de tema, nos estamos deprimiendo aquí —pidió Claudia.—Sí… mejor hablemos de la salida —recomendó Gera.Llegaron al supermercado y muy emocionadas comenzaron a meter en el carrito de la compra paquetes grandes de papitas, gaseosas, cervezas y muchas cosas más.—¿No crees que eso es mucha carn
—Así que ustedes también van a salir —le dijo Keidys a Josef cuando lo vio empacar una maleta emocionado.—Sí, prácticamente lo hicimos por Tomás, nos preocupaba mucho —explicó Josef.—¿Y a dónde irán? —interrogó Keidys curiosa.—Es un secreto de grupo —dijo Josef, Keidys hizo mala cara, eran las mismas palabras que ella había utilizado cuando él le preguntó sobre el plan de las chicas.—Perfecto, yo también me voy —Keidys soltó una pequeña carcajada y tomó su maleta.—Oye. Solo no vayan a hacer tantas locuras —pidió Josef.—No, al contrario, cuando te cuente lo que hicimos te vas a emocionar y me vas a amar más de lo que lo haces ahora —dijo la joven y Josef quedó muy curioso.—Los planes de ustedes me asust
—Están haciendo carne frita —soltó Mateo emocionado.—Aquí la cuestión es de hambre, por el tonto este no compramos nada. Vamos, no sean malas, seguramente hicieron bastante —dijo Tomás emocionado. Ellas se impresionaron al ver que se comportaba como el mismo alegre de siempre.—No, esperen —soltó Keidys al ver que los chicos se encaminaron a la cocina a buscar comida y lo peor, el grupo lo encabezaba Tomás.Así fue como Tomás al pasar por el comedor se detuvo en seco al ver a Marisol sentada muy tranquila tomando un vaso con gaseosa. Ella casi se atraganta al verlo ahí.—Marisol —soltó Tomás impactado.—¡Hola…! ¿Qué haces aquí? —saludó Mateo como si nada. Quería que no se formara un momento incómodo entre el grupo.Las chicas entraron al comedor
—Nunca había visto a una persona tan tonta, dejar ir semejante lotería. Esa se va a arrepentir después, ya verás —le dijo Keidys a Alejandra.—Bueno, lo importante es que nosotras hicimos lo nuestro, esa fue la elección de ella. Te apuesto a que ella tiene a otro donde vive, porque dejar ir a Tomás —Alejandra no dejaba de ver cómo la camioneta se hacía pequeña en la gran carretera.—Ni idea.Josef y Santiago se miraron las caras:—¿Crees que fue bueno dejarlo ir? Debe de estar destrozado con lo que hizo Marisol —dijo Santiago.—Por algo se fue ¿no crees? —respondió Josef cruzándose de brazos..—¿Estás segura de lo que hiciste? —le preguntó Claudia a Marisol cuando estaban enceradas en el cuarto.—Claro que sí, no quiero dejar ningún
Alejandra estaba con Noelia y Gera en el restaurante de Claudia comiendo de lo más alegres.—Ay sí, vamos a ver esa película, digámosle a Keidys, ama esa saga —dijo animada Alejandra.—Compramos los vestidos para la fiesta de Tomás y después nos vemos la película, ¿qué les parece? —sugirió Noelia alegre.—Sí, pero Keidys nos va a matar si hacemos ese plan hoy. Si quieres la llamo —dijo Gera.—Voy a llamarla para que nos espere en el centro comercial —Alejandra sacó el celular de su cartera y comenzó a llamar a su amiga.En aquel momento Noelia pudo ver que en el restaurante estaba Marisol comprando algo, rápidamente se acercó a ella para saludarla.—¡Marisol! —se alegró.—Hola, ¿cómo estás? —saludó Marisol.&mdash
Santiago estaba con Keidys frente a Marisol analizando la situación.—Quieres quedarte aquí —soltó Santiago.—Pero, ¿por qué ahora? —inquirió Keidys. Ella por dentro lo sabía, todo ese tiempo lo supo, solo quiso analizarla.Marisol rodó la mirada por la gran oficina, ¿tenía la fortaleza para sincerarse?—Allá están tus padres, aquí no tienes nada —dijo Santiago.—Claro que sí tengo y mucho —explicó Marisol.—Haber, danos una buena razón para dejarte aquí —pidió Keidys bastante seria.—Pienso que es más económico estar aquí, me parece muy pesado el que yo esté viajando periódicamente, aquí tengo mi apartamento cerca de la oficina —trató de explicar.—Haber, nos conocemos fuera de