Capítulo 79. Encinta.
Al día siguiente, sin pensarlo dos veces, Norah fue al apartamento de Francesco Lombardo. Al entrar, lo encontró acompañado de una de sus numerosas novias jóvenes, quien lo miraba con admiración. Al notar su llegada, Francesco la observó con desdén y, con una sonrisa burlona.—Necesito hablar contigo a solas —dijo Norah, sin ocultar su impaciencia, mientras lanzaba una mirada despectiva a la chica que lo acompañaba.Francesco, con un aire de ironía, replicó:—No puedes negar que estás celosa, Norah.—Deja de decir estupideces, Francesco —respondió ella, frunciendo el ceño con frustración.Francesco, disfrutando del momento, le dijo a su acompañante:—Espera un momento en la habitación, cariño. Más tarde continuaremos con lo que teníamos pendiente.La chica, con una sonrisa pícara y sin prestar atención a la tensión en el aire, asintió y se retiró, dejándolos solos. Norah sintió que el ambiente se cargaba de una mezcla de nerviosismo y determinación, sabiendo que debía sacar a la luz l
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