Capítulo 83. La detención de Elliot.
En las primeras horas de la madrugada, las luces del FBI en Nueva York iluminaban la sala de operaciones, donde un grupo de agentes trabajaban incansablemente en su próximo operativo. El agente Boris Andrade, con una expresión de concentración, revisaba los documentos y las pruebas que había reunido sobre Elliot Jones, la mano derecha de los Lombardo.—Si logramos detener a Elliot, la caída de Maximiliano y su padre, Francesco, será inevitable —afirmó con seguridad, señalando un gráfico que mostraba las conexiones de la organización.Castell, que había estado escuchando en silencio, se puso en pie en su silla, su rostro reflejando una determinación fría.—No me importa el daño que esto le cause a mi hermana. Becky está en peligro y, si Elliot forma parte de esa amenaza, debe ser detenido. Declaró con firmeza, y su voz resonó en la sala. Por otra parte, Boris asintió, comprendiendo la gravedad de la situación.—Entiendo tu preocupación, Castell, pero debemos actuar con rapidez. Cada mi
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