58. EN VERDADERO PELIGRO
Leandro, complacido al ver que sus antiguos compañeros no habían dudado de él ni un momento, sin darle importancia a los reclamos de auxilio de Camelia, les guiñó un ojo y con una enorme sonrisa se acercó a ellos. Con voz que quería ser confidencial, les contó:—Ya saben, se puso celosa porque me vio hablando con una chica —y girando hacia Camelia, que casi se había quedado sin habla ante su desfachatez, le dijo—: Ya te dije que no somos nada, cariño, nada. Bueno, chicos, los dejo, subiremos a su apartamento un momento para arreglar nuestro pequeño problema, ya saben cómo, ja, ja, ja...—Ja, ja, ja... —rieron ellos a su vez ante los ojos aterrados de Camelia, que comenzó a patalear y revolverse todo lo que podía ante el abrazo de Leandro, inmovilizándola.—¡Que no somos nada, quiere abusar de mí! ¡Ayúden
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