—No —confesé con miedo.—¿Qué más sientes por mí? —alzó su mirada, volviendo a estar recto, se acercó un poco más a mí y comenzó a limpiar mis lágrimas con sus manos—. Por favor, necesito saberlo.—Y-yo… Siento que… Dios… —aparté mi rostro de él y volteé la mirada para no verlo—. Alejandro, no me pongas en esta situación, por favor.—Rousse, necesito saber qué sientes exactamente por mí, porque no puedo seguir así —con una mano en mi mentón hizo que volviera a verlo a los ojos—. Por favor, Rousse.—Alejandro, yo siento que estoy enamorada de ti —dije con tono rápido y una lágrima corrió por mi mejilla derecha—. Hace mucho tiempo que me siento así por ti.—¿Hace cuánto? —indagó—, ¿desde esa noche?—¡No, claro que no!, fue mucho antes, no sé cuándo exactamente.Arrugó el entrecejo.—¿Tú que sientes por mí? —indagué.—Rousse, yo a ti te amo, —confesó con bastante tranquilidad— te amo desde hace mucho. ¿Sabes? Cuando llegaste al C.D.I yo no podía quitar mis ojos de ti, aunque tenía novia…
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