Eleazar.Finalmente, el día había llegado. Estaba más que emocionado, pero no voy a mentir, también me sentía un poco nervioso. Hoy iba a presentar a Ayla, mi novia, a mis padres, y ella haría lo mismo con los suyos. Mientras me vestía, me miraba en el espejo, y no podía negar la felicidad que se reflejaba en mi rostro. Había esperado este momento por semanas, me había preparado mentalmente una y otra vez, repasando cómo iría todo. Ajusté mi pajarita y me puse el reloj que me había regalado mi abuelo; siempre me hacía sentir seguro. Un último vistazo a mis zapatillas brillantes, una gota de perfume, y estaba listo.Al bajar al salón, ahí estaban mis padres y mis dos hermanas. Mi madre, tan hermosa como siempre, con esos ojos verdes que siempre reflejan todo el amor que siente por nosotros, me sonrió y me apretó la mano. Sentí el apoyo de ella de inmediato, como si me dijera sin palabras que todo iba a salir bien. Mi padre, siempre más serio, también me dio un apretón firme en el hombr
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