Bastián Arrastrar a Barbara hacia una habitación desocupada fue mucho más sencillo de lo que creyó. Su cuerpo aún se estremecía ante su toque. Por alguna razón fue lo más suave posible, como si ella fuese a deshacerse si presionaba demasiado. Liam entró de nuevo a la guardería. Así que se concentró plenamente en ella, en cada reacción, en la forma que su mejilla se hundía, o como sus ojos miraban alrededor. No parecía estar ahí, pero lo estaba. Sus piernas se movían, su cuerpo se mantenía en pie casi como si fuera automático. Bastián llegó a la realización que, por más perdida que estuviera, estaba tan acostumbrada que su cuerpo simplemente entraba en automático. Su corazón podía estar destrozado y aun así encontraba la forma de levantarse por las mañanas y continuaba. Bastián no estaba seguro de cómo lo lograba. Sus dedos se apretaron suavemente en sus brazos. Su corazón ya latía rápido después de perseguirla. Cuando la vio chocar con un doctor parecía que en cualquier momento
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