Todos los capítulos de LA AMANTE EQUIVOCADA. Entre el amor y la venganza: Capítulo 141 - Capítulo 150
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CAPÍTULO 141. Una deuda de honor
CAPÍTULO 141. Una deuda de honorCerró los ojos y dejó que todo aquello la invadiera.Había sido Serena Radcliffe durante tanto tiempo que a veces, en los momentos más duros de su vida, olvidaba que ya no lo era. Dos días, se dio dos días para juntar sus pedazos, llorar todo lo que tenía que llorar y levantarse. Y si en el primer momento se había sentido al menos un poco responsable por la muerte de Grayson, luego solo le había quedado aquella sensación profunda de agradecimiento y de orgullo porque, si era verdad que se había enamorado de un hombre cruel, también era cierto que se había enamorado del hombre capaz de dar su vida para salvar a su hija.No le sorprendió entrar al departamento de Aurelio y encontrarse allí a Percy, ojeroso y demacrado, como si hubiera pasado los últimos dos días sin dormir.Era evidente que para los Viscontti tampoco había sido un paseo por el campo, pero al final Adriano, Renzo y Aurelio tenían algo en común, ese nivel superior de tolerancia al dolor al
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CAPÍTULO 142. Una alianza
CAPÍTULO 142. Una alianzaSerena apretó los labios cuando vio entrar a aquella mujer. Era incluso más joven que ella, pero la expresión en aquellos ojos era simplemente feroz. Venía escoltada por el mismísimo Conte de la `Ndrangheta, y una docena de hombres que nos e veían por ningún lado pero ahí estaban, listos para actuar cuando fuera necesario.—¿Exactamente cómo tienen ustedes lazos con la `Ndrangheta? —preguntó Serena en un susurro antes de que llegaran a ellos.—Digamos que antes de ser la Mamma, Diana Hellmand era una niña muy… curiosa —murmuró Adriano—. Il diávolo ha existido casi por tanto tiempo como la `Ndrangheta, solo que en un silencio un tanto…—Perturbador —terminó Serena por él.—Exacto —sonrió Adriano—. La mayoría de los chicos huyen del monstruo bajo la cama; pero Diana Hellmand es de las que lo buscan para conocerlo en persona. Solo tenía dieciocho cuando se escapó de su casa para encontrar a Il Diávolo, y desde entonces hemos tenido una relación de respeto mutuo.
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CAPÍTULO 143. La otra mejilla
CAPÍTULO 143. La otra mejillaAurelio Viscontti no era un hombre acostumbrado a mostrar ninguna emoción, o al menos no algo adicional a la rabia o la frustración, sin embargo había un tono de empatía en su voz cuando vio a Percy alcanzar el saco de aquel traje y dirigirse a la puerta.—¿Te vas? —preguntó apoyándose en el marco de la puerta de su habitación y lo vio asentir sin mirarlo.—Te agradezco que me hayas dejado quedarme aquí todos estos días. Realmente no quería estar solo —murmuró Percy—. Pero tengo que resolver todo lo que queda.Aurelio pasó saliva porque sabía que el chico estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano para sobreponerse a todo aquello, y que él le había dado un lugar para quedarse pero ese quizás era su único aporte, porque paz definitivamente no le estaba dando.—¿Estás seguro de que estás listo para esto? —preguntó y lo vio negar con sinceridad.—No, pero ¿qué otra opción tengo? —contestó Percy—. La misa para Grayson es en poco menos de cuatro horas, y tengo qu
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CAPÍTULO 144. Te oigo
CAPÍTULO 144. Te oigo—¿Cómo está esa mano? —preguntó Aurelio, aunque la mitad de él observaba a Percy con el rabillo del ojo, después de todo Serena acababa de darle una paliza a su madre en público. —Con la sensación de que debí haberle hecho mucho más —gruñó la muchacha, porque finalmente estaba haciendo hasta lo imposible por tragarse aquel dolor mientras la misa continuaba. Lo que estaba por venir sería duro, y lo sabía, pero no podía imaginar que el resto de aquella familia fuera tan cínica, en especial que Annabelle fuera tan estúpida como para desafiar a Percy, precisamente cuando el chico estaba de luto por la muerte de su hermano. —Jamás he creído lo mejor de Annabelle, eso ni siquiera voy a negarlo —murmuró Percy con tono dolido—. Pero que mi madre haya hecho esto... Que mi madre lo sepa... Eso no me cabe en la cabeza. —Hay dos opciones aquí —murmuró Serena—. Una madre siempre hará lo que sea para proteger a sus hijos. —Será mejor que no generalices, porque mi madre ja
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CAPÍTULO 145. Una herencia dividida
CAPÍTULO 145. Una herencia divididaAquello parecía más un ring de boxeo que una reunión legal, así que para el abogado de la familia fue toda una odisea lograr que todos se sentaran.Percy eligió una silla en uno de los extremos, lo más lejos posible de su madre y su hermana; y Serena y los Viscontti se sentaron a su alrededor, como si fueran un escudo para protegerlo. Ninguno de ellos entendía la razón por la que Serena había sido citada, ni en qué forma estaba incluida en el testamento, pero eran más conscientes que nunca de que debían protegerse unos a otros.Antes de que todo comenzara, un equipo diferente de abogados entró en el despacho, y todos pudieron reconocer muy bien a los abogados de la empresa. —Los señores estarán asistiéndome en esto, porque debemos dejar establecida cómo será la división de las acciones de la productora, ahora que el señor Blackwell ha fallecido —les explicó el abogado con tono incómodo—. Como bien saben, el dueño original de la productora la legó e
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CAPÍTULO 146. La mayor protección.
CAPÍTULO 146. La mayor protección.No se escuchaba ni el zumbido de una mosca; solo había tensión en aquel lugar mientras el abogado se preparaba para dar lectura al testamento oficial de Grayson. La lista de propiedades era inmensa, al igual que la lista de activos en el extranjero, y de alguna extraña forma, Serena no pudo evitar girarse hacia Adriano, Aurelio y Renzo con aquella certeza reflejada en los ojos.Grayson la había dejado ganar. Grayson la había dejado quitarle la productora, la había dejado amenazarlo, la había dejado acorralarlo, la había dejado obligarlo a aquella farsa de casarse con ella... cuando en realidad tenía todos los recursos del mundo para salvar la productora.A Grayson Blackwell le sobraba el dinero de su fortuna personal como para crear tres productoras más como aquella, y aun así había elegido poner la que tenía al borde de la quiebra solo para que ella se acercara...Serena pestañeó rápidamente, reaccionando cuando escuchó una inflexión mucho más fuer
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CAPÍTULO 147. Recuerdos
CAPÍTULO 147. RecuerdosNo era dolor, no era sorpresa, no era incomprensión. Era aquella certeza profunda y terrible de que Greyson la había amado con todo su corazón, a toda costa y sin importar nada. El hecho de que le hubiera dejado absolutamente todo a Meli no era lo más importante, sino que aquel testamento se había ingresado hacía cinco meses, cuando ellas no habían regresado, cuando Greyson no sabía absolutamente nada de lo que había sucedido. Al final, era como si nada importara, solo el hecho de que ellas existían y de que las amaba.La mano de Percy se cerró con fuerza sobre la de Serena para levantarla y sacarla de allí. Ya sabía muy bien que el abogado familiar no transaría, no permitiría que se jugara sucio con la voluntad de Greyson. Aquel hombre había sido uno de los mejores amigos de su padre durante muchos años y, ciertamente, no iba a decepcionar a uno de sus hijos.—No puedo creer... No puedo creer que haya hecho eso... —susurró Serena, con el corazón encogido—. ¡No
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CAPÍTULO 148. Mitad diario, mitas cartas de amor.
CAPÍTULO 148. Mitad diario, mitas cartas de amor.Sobra decirlo, por supuesto que Aurelio fue el primero en llegar a Percy, en alcanzarlo, pero solo un segundo después Renzo lo apartó de sus brazos y lo llevó para sentarlo en una silla en la cocina.—¿Pero qué demonios…? —gruñó Aurelio, y su hermano levantó aquel dedo índice lleno de autoridad que nadie se atrevía a discutirle.—Está teniendo un ataque de depresión postraumático. Puedes quedarte tranquilo. Yo me encargo —sentenció Renzo, y Aurelio frunció el ceño, mirando a Moon, que estaba junto a él.—¿Esa mierd@ existe? —preguntó, y la chica solo asintió con un mudo gesto de la cabeza, y antes de que Aurelio pudiera protestar, ya le estaba cerrando la puerta de la cocina en la cara.—Pero... yo solo quería ayudar —murmuró Aurelio con un suspiro cansado, abriendo los brazos y girándose hacia Serena, que estaba tan confundida como él.—Ha perdido mucho —dijo la muchacha—. Básicamente todo lo que tenía, porque es obvio que no puede co
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CAPÍTULO 149. Una agresión sin tregua
CAPÍTULO 149. Una agresión sin treguaUna semana. Una larga, triste y caótica semana en la que Serena solo pudo contener la debacle que se les venía encima, y tanto ella como Percy o los Viscontti terminaban absolutamente agotados. Algo ocurría cada día, como si el maldito set estuviera embrujado, y el incendio solo había sido la primera catástrofe. Un sabotaje tras otro, y cada uno de ellos tenía que ser solucionado. El problema era que, aunque supieran que había un autor o autores detrás de todo, todavía no podían acusar directamente a nadie. Así que, de momento, solo eran cinco personas prácticamente haciendo turnos para responder a los desastres. —¡Serena... Serena!Ella levantó la cabeza ante la llamada de Adriano y alcanzó la pluma más cercana con un gesto automático, como si tuviera que firmar algo otra vez. —Necesitas irte a casa, estás exhausta —le dijo el italiano, y ella negó con la cabeza. —Ustedes también lo están. —Nosotros somos hombres —replicó Renzo, levantando
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CAPÍTULO 150. Una amarga verdad
CAPÍTULO 150. Una amarga verdadSu primer movimiento fue darse la vuelta y correr. Ya había estado una vez en manos de Jerry Huxley, y por la forma en la que la había golpeado, Serena era muy consciente de que era más que capaz de matarla. Así que gritar y encerrarse era su única salida, porque ganar tiempo ya no le serviría para nada. Cruzó el umbral del baño y se dio la vuelta con toda la fuerza que tenía, empujando un hombro contra la puerta para cerrarla, pero ni siquiera aquel gruñido de esfuerzo con que intentaba pegarla al marco sirvió de nada contra el empujón que arrancó la madera de las bisagras y la envió al suelo violentamente. La única razón por la que Serena no se pegó contra alguno de los muebles era que el baño era lo suficientemente espacioso, pero en cuanto su cuerpo golpeó sobre la alfombra supo que ya solo le quedaba un recurso. —¡Auxilioooooo! —gritó desesperada, tratando de llegar a la ventana del baño—. ¡Ayudaaaaaaaaaaa! ¡Auxiliooooooooo! ¡Ayu...! Sin embarg
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