Todos los capítulos de El Rey Lycan y su Oscura Tentación: Capítulo 391 - Capítulo 400
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390. AL BORDE DEL ABISMO
KATHERINE—¡Ven, acércate con Alexia, pero deja a ese monstruo atrás o no hay trato!Miré hacia Elliot; no parecía tener intenciones de dejarme ir.—Necesito hacer esto. No te preocupes, yo puedo hacerlo, yo puedo —le dije intentando apaciguarlo.No estaba nada feliz, se movía inquieto, gruñendo.—Además, no puedes subir al puente, pesas mucho; no aguantaría —le señalé otro punto lógico.No sabía bien cómo funcionaba eso de la transformación.Al final, tras mucha persuasión, puse mis pies sobre ese puente tambaleante.Era estrecho; llevaba a esa mujer sostenida frente a mi pecho.Ella intentaba todo el tiempo zafarse, pero no la dejaría, porque la vida de mi Lavinia dependía de eso.—Ya basta de resistirte. Si cooperas, todo esto se acabará pronto —la zarandeé un poco, apretando sus brazos maniatados, aguantando su hedor, más los gases del pantano que subían como huevos podridos.Iba dando pasos casi a rastras; prácticamente se cuela por entre una de las viejas tablas que cedió.—¡Ale
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391. REFUGIO SEGURO
KATHERINEEn cuestión de segundos, lo tuve rodeándonos con los brazos, apretándonos contra su amplio pecho protectoramente.—Kath, no podemos perder tiempo. Cortarán el puente. Lavinia va a estar bien, confía en mí, amor, confía. No tengas miedo de ese lycan; es mi lobo y él te ama con todo su ser, ambos lo hacemos — me hizo esa confesión tan seria con prisas, acariciando mi mejilla mojada.El puente aún vibraba; parecía que esas desgraciadas no habían llegado al otro lado.No tenía tiempo para romanticismos, ahora tocaba supervivencia.Asentí, confiándole nuestras vidas. Hice todo lo que me dijo. Ya no tenía miedo de la bestia detrás del hombre.—¡No importa si lo ahorcas, no te vayas a soltar de mi espalda por nada en el mundo! —me rugió, su voz ya estaba cambiando.—¡Sí, sí! ¡Sostén bien a Lavinia, por favor! —le supliqué, subiéndome por sus músculos, mis piernas enredadas en su cintura y mis manos casi ahorcándolo por el cuello.Sentía la rara transformación bajo mi cuerpo, crecía
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392. LA DONCELLA Y LA BESTIA
KATHERINE Levanté bien la cabeza mirando a todos lados con curiosidad. El camino de piedra apenas se veía por el manto de hojas muertas que cubrían todo el suelo. La vieja mansión, más bien parecía una casona decrépita, con las altas estatuas de los tejadillos manchadas de negro y llenas de estiércol de aves. Me imagino que al morir mi “querido” padre, Rossella nunca más puso un pie aquí. —Elliot, ya me puedes bajar —le pedí con voz suave. Mis dedos picaban por acariciar la oreja peluda y cómica que se movía delante de mis ojos, pero aún me quedaban reservas con esta impresionante transformación. Con un gruñido bajo, avanzó un poco más por el jardín delantero, los canteros atestados de hierbas salvajes que me cubrirían y con mosquitos zumbando por la maleza. El croar de las ranas en el agua verde y estancada de una fuente cercana se podía escuchar muy claro. Elliot se acuclilló y así estiré mis pies hasta tocar los peldaños de las escaleras principales. —Sshh —siseé un poco,
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393. ATANDO CABOS SUELTOS
DUQUE THESIO—Señor, lo vi todo desde las sombras, por suerte no me había adentrado en el campamento. ¡Llegaron como una plaga y acabaron con nuestra gente! El Duque de Everhart estaba a la delantera…Escuchaba el reporte de mi soldado, dando vueltas como una bestia enjaulada por el despacho.Ni siquiera le dio tiempo de avisarle a Arthur de la retirada.La verdad es que en el fondo me alegro de que lo hayan asesinado y no tomado como rehén y testigo.Ahora puede ser perfectamente mi chivo expiatorio.Lo negaré todo, es mejor pasar por un Duque incompetente que estar relacionado con hechicería y los planes para joder a Elliot.—¡Maldición! —¡BAM!Pateé la silla con rabia.Tanto dinero invertido en materias primas y sobornos, lo que le robé a Elliot apenas me compensaba, se había ido en los estómagos de mis soldados.Temía que la gente del Regente me visitara en cualquier instante.Toc, toc, toc.Me congelé al escuchar los toques en la puerta.—Cállate —le hice señas al soldado y le in
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394. DOMANDO A LA FIERA
DUQUE THESIODe regreso al primer piso, caminé rumbo al salón.Empujé la puerta para encontrármela de pie, observando el jardín por la ventana.Mis ojos se desviaron hacia el vestido ceñido que llevaba, atrevido como todo en ella.Las curvas sexis de sus caderas y su trasero me llevaban a imaginar tantas locuras placenteras bajo las sábanas de mi cama.—Querida, ¿he tardado mucho? —cerré la puerta y me acerqué con paso firme.Ella se volteó para darme una sonrisa coqueta.—No, su señoría, fue poco tiempo.La tomé de los hombros y me incliné a besarle las mejillas.Como siempre, pegué mis labios muy cerca de sus comisuras, casi al límite de besar esa suculenta boca.Brenda siempre giraba la cara; hoy me dejó salirme con la mía. —¿Te atendieron bien? ¿A qué debo tu visita repentina? Ven, siéntate… —No, espera, Thesio —me sostuvo la mano, sin querer sentarse—. Yo no soy una mujer de darle muchas vueltas a las cosas. Estoy aquí hoy para dar una respuesta a tu proposición, que espero aú
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395. EL PADRE DE MI LAVINIA
KATHERINE—Listo —clap, clap, clap.Sacudí mis manos mirando mi buena obra.No quedó impecable, pero sí bastante habitable y decente.Miré al pasillo, al buen chico que esperaba como un alumno a su profesora.—Ven, trae a la niña, cariño —le pedí y lo vi alzarse sobre sus poderosos cuartos traseros cargando con cuidado a la pequeña.Ahora que la adrenalina iba bajando, sus palabras de confesión en el puente regresaron a mi cabeza.Mientras lo veía entrar con algo de incomodidad por el marco estrecho y lo ayudaba, mis manos tocaron suavemente sus poderosos antebrazos.Elliot dice que esta criatura me ama, como él… ¿Acaso son seres independientes? ¿No es lo mismo? ¿Y me ama?¿Así, sin más, tan rápido? Amor para mí es una palabra muy seria.Mis ojos se cruzaron con los suyos lobunos y, por una tonta razón, comencé a ponerme nerviosa.Mi corazón se saltó un latido.—Hum —tosí con falsedad—. Acostémosla en la cama, encontré unos cambios de sábanas en el clóset. ¿Venías aquí a menudo?Le pr
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396. EL DUQUE DONCELLO
KATHERINECon pantomimas, de nuevo entendí que deseaba arrojar la alfombra dentro del forro de tela al suelo, y el agua era para quitar el polvo de las frías baldosas.—Yo lo hago —me rugió cuando intenté ayudarlo— Bueno, bueno, salvajito, está bien…Presenciar la escena de ese enorme cosote pasando con torpeza un trapo mojado en el espacio frente a la chimenea, por poco causa que me ría en su cara a carcajadas.Se me escapó una risita al verlo fregar con ahínco, todo concentrado, como una sirvienta consumada.Subió entonces la cabeza para mirarme agraviado.—Yo… —disimulé la risa a duras penas—. Se te quedó un pedacito ahí.Le señalé el sitio donde se apoyaban sus rodillas, como toda una patrona… ¡y me hizo caso!Jajajaja, el Duque Doncello… ay, no, no, el Duque Bestiecita Friega Suelos, jajajaja…Las mejillas me dolían de aguantarme.Esta, se la guardo para el futuro junto con el rodeo de puercos.El calor del fuego evaporó enseguida el agua.No sé si por su fuerza, pero de verdad l
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397. OSCURA SEDUCCIÓN
***ADVERTENCIA*** En este capítulo aparecen referencias a actos un poco extremos entre el Lycan de Elliot y Katherine, que se puede interpretar con bestialidad, así que, si piensa que le va a incomodar, por favor sáltese los capítulos relacionados.*****ELLIOT “Ggggrrr… mmmm, qué rico, más cariño, ofréceme más… ssshhhh, sabes a pura gloria, pequeña… mmm… mucho mejor que sentirte a través del idiota de mi humano…”Ni siquiera respondí a los insultos de mi lobo, ido en su lujuria descarada, comiéndose los pechos de mi mujer.Experimentaba a través de sus sensaciones y mierd4, esto era tan caliente.Gemía con él, sentía las mismas ganas desesperadas de montarla que Vorath, nuestro cuerpo vibrando y endureciéndose.Los jadeos bajos que salían de entre sus labios abiertos nos tenían con la polla cada vez más firme."Sshhhh… baja más, más… " mi voz ronca pedía lo que nuestros pensamientos impuros anhelaban."No me digas… mmmm… cómo tengo que follarme a mi hembra… maldito traidor… sshhhh,
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398. MI MARIDO ES UNA BESTIA
KATHERINEMis piernas por completo abiertas, sentada sobre sus muslos, mi coño cayó justo encima de ese duro eje.—Mmm… —me estremecí con la calentura que desprendía, su gruñido retumbó por encima de mi cabeza, sus garras en mis caderas me urgían a cabalgarlo más íntimamente.Sentía su lujuria palpitar entre mis pétalos abiertos.—Sshhh… —gemí metiéndome en el pelaje de su pecho, oliendo ese aroma a cítricos dulces que me llevaba a desear locuras—. Eres muy… muy grande en esta forma, yo no puedo… mmm, cariño, sshh… tan caliente… aahh…Comenzó a dirigir mis movimientos, a dominar mis caderas, a obligarme a pasar toda mi empapada intimidad arriba y abajo, pintando mis jugos sobre esa polla gigantesca.Lo peor de todo es que llegué a hacerlo por propia iniciativa.Me aferré a sus pectorales y empecé a menearme sobre él, a calentarme por completo con ese juego retorcido, con solo la fricción de nuestros genitales.—Ah, ah, ah… —mi boca entreabierta no paraba de jadear contra su torso.El
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399. YO TE PERTENEZCO
ELLIOTLas embestidas comenzaron a tornarse más frenéticas, la mano del lycan se desplazaba más y más atrás, metiéndose profundamente en la hinchada y tierna ranura.Un grito ronco y con tintes dolorosos nos despertó, Vorath enseguida se incorporó para ver bajar el hilo de sangre entre los pétalos de Katherine.“No, no, la he lastimado, ¡he lastimado a mi hembra!” — rugió preocupado, entrando en pánico, haciendo por retirarse, pero ella…—No, no pares lobito, estoy bien, no te asustes mmm - llevó su mano atrás acariciando el muslo de mi lycan.— Solo no tan brusco… ahh… no te detengas ahora, estoy cerca, cariño, fóllame más, dámelo de nuevo… mmm… —su voz demandante, incitándonos a continuar.Ella misma se incorporó de rodillas, sus dedos acariciaron el pelaje, su cabello suave abanicando contra el pecho de Vorath, hechizándolo con sus gemidos, con sus meneos eróticos, aun tomándonos en su interior, penetrándose.La cabeza elevada y los ojos entornados del placer, pero mi lobo no podía
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