CAPÍTULO 156: TE PERTENEZCOMe quedo como una estatua, inmóvil, incapaz de procesar del todo lo que está sucediendo. Mis emociones están enredadas entre la furia y el amor que siento por él. Ricardo me mira con ojos suplicantes y vulnerables; y aunque sus palabras me hirieron profundamente en la casa de Valverde, aquí está, mostrando una parte de sí que pocas veces me deja ver. Una parte rota, arrepentida.A pesar de todo, verlo así me desarma.—Yo también te amo —susurro, casi sin darme cuenta—, pero tengo que pensar muchas cosas ahora.Es como si mis palabras fueran un golpe directo a su pecho. Ricardo deja caer los brazos, su expresión refleja el dolor de alguien que teme haberlo perdido todo.—Perdóname —murmura—, no quise decir eso, te juro que no. Entré en pánico, no sabía qué hacer, cómo reaccionar.Se deja caer sobre la cama a mi lado, sus ojos están apagados por la culpa.—Nunca quise presionarte con esto, Ricardo —digo con dificultad, luchando contra el nudo en mi garganta—.
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