—¿Para dónde crees que vas así? —escuché la voz de Lotte escandalizada al ver que ingresé a su habitación, estaba acostada y se sentó de golpe en la cama.En lugar de irme directo a la habitación para cambiarme, me desvié y después de adivinar al abrir una puerta y otra, y otra, fue que logré dar con la que estaba ocupando Lotte.—Vengo, mi amor —la corrigió—, dirás ¿de dónde vengo? —agregué divertida—. Estaba en la piscina.—¿Así? —preguntó sorprendida señalando con el dedo índice derecho.—¿Y cómo es que debía estar? —respondí fingiendo confusión—. Si no es así, ¿cómo iba a estar en una piscina? —agregué levantando los brazos y dándome la vuelta.Sabía que Lotte se escandalizaría, esta es una de las situaciones en las que no congeniamos, tenemos gustos y personalidades totalmente distintas, tanto así que parecemos el cielo y la tierra, el día y la noche, somos contrapuestos. La mirada de Lotte parecía reventar, como si de verdad yo estuviera cometiendo un delito, o peor aún el peor
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