AnaOh Dios, ¿qué le estaba pasando a este hombre? Quedé desconcertada al verlo con la mirada perdida durante varios segundos, como si estuviera en otro mundo. Mi mente se inundó de preguntas y preocupación, sin entender qué estaba sucediendo.De repente, en un instante que pareció durar una eternidad, sus ojos recuperaron el enfoque y, sin previo aviso, se abalanzó sobre mí. La sorpresa y la intriga se mezclaron en mi interior, sin saber qué esperar de aquel gesto impulsivo.En ese mismo instante, sentí cómo sus labios se posaban con firmeza sobre los míos, despertando una oleada de emociones y sensaciones que me envolvieron por completo. Un fuego interno se avivó en mi pecho, creciendo con cada roce y cada caricia de esos labios carnosos.Pude percibir cómo su lengua jugueteaba, con determinación y pasión, adentrándose en mi boca y explorando cada rincón. Una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo, dejándome sin aliento, mientras nos sumergíamos en una danza intensa y desbordante de
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