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Todos los capítulos de La Venganza del Mafioso: Capítulo 61 - Capítulo 70
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La dueña del restaurante, y quien también conocía al mafioso, se le acercó.—¿Está todo bien, señor Borisov?Andrei levantó su mirada hacia esa señora, sintiéndose culpable por haber inquietado ese lugar que siempre era tan tranquilo, y asintió como respuesta a su pregunta.—Disculpe mi indiscreción, señora Novikova. Dígale a quienes perturbé que pagaré sus cenas como compensación ante mi impertinencia.La señora asintió junto con una reverencia y se dirigió hacia sus clientes. Andrei miró hacia donde ella se había perdido y se felicitó irónicamente por haberle arruinado la noche.Elisa llegó al baño, cubriendo su boca con una mano para reprimir sus lastimeros sollozos, mirándose al espejo y cerrando sus ojos luego sintiendo con todo su cuerpo la reacción de Andrei. Sus lamentos eran los mismos de siempre y estaba harta de que fuera de esa forma. ¿Pero qué iba a hacer si todos los días parecían ser tan distintos a los antiguos en donde sólo lloraba? ¿Cómo no iba a permitirse soñar
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Andrei la miró por unos segundos con el ceño fruncido. Genial, le estaba dando órdenes y él como un idiota le estaba haciendo caso, entonces se dirigió a su asiento y no la miró durante todo lo que duró el camino.—Andrei —soltó una vez estacionó el auto, y él se dispuso a escucharla sin mirarla. Se contuvo todo el viaje pensando cosas odiosas, sólo para no llorar frente a él, y ahora quería decirle más cosas.—Para ser cómo eres, haces bastante bien tu trabajo para lograr meterte en mis bragas —Andrei frunció el ceño. ¿Elisa hablando así de nuevo?—. Y si quieres volver a meterte ahí, entonces la dificultad va a subir.La chica no quería tener que sentirse tan miserable como se sintió antes.—¿Vas a obligarme a quererte? —se volteó levemente.—No, voy a obligarte a mentirme —su voz se quebró y comenzó a hablar como si llorara—. Y yo sabré que será mentira, pero te voy a seguir amando igual, pero dolerá menos… Abrió la puerta del auto y se bajó, sin esperar a saber que tenía él que
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Luego de un rato, Elisa distinguió el olor que hace poco le había sentido a Igor, y recordó que llegó solo. Había conducido ebrio, y se había venido solo. —Igor, condujiste ebrio —lo regañó incorporándose nuevamente y levantando el volumen de su voz—. Fue peligroso e insensato.Él abrió sus ojos y rió por eso, se sentía bien que ella se preocupara por su vida.—Sí, lo fui… ¿Me ayudas a llegar a mi habitación?—Sí… —se puso de pie y lo ayudó a pararse, pasándole el brazo por sobre sus hombros—. No te vayas a caer o me caigo contigo…Igor sonrió imaginando eso porque tenía un buen final: ella en el suelo y él sobre ella, así podía besarla. Levantó la vista y vio como Sergei, en quién había descubierto la confianza además de su líder, venía caminando hacia ellos seguramente para ayudar a Elisa a llevarlo a su habitación.—No me toques, Elisa me lleva —dijo, antes de que le pusiera las manos encima.—Está bien, no lo sostengo sólo yo —lo excusó ella.El hombre lo miró extrañado ¿Qué est
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¡Qué fría estaba su cama! No quería moverse de su lugar porque todos los demás lugares estaban fríos y ella quería calor. Frunció sus labios en un puchero al recordar que esa era la primera noche que pasaba sola en algún tiempo, y fue entonces cuando recordó a Igor. No pudo evitar una sonrisa, ¿cómo se suponía que debían hablar ahora? ¿Sería correcto fingir que no le había dicho nada? Claro que no era correcto, era grosero y podía dañar a ese chico rubio extraño y adorable, pero también tenía miedo, le temía a la reacción de Andrei si se llegaba a enterar de eso. ¿Qué le haría a Igor? No soportaría verlo en problemas por su culpa, no deseaba por nada en el mundo que perdiera todo lo que había ganado sólo por su culpa.Elisa extrañó ver a Igor entrar a su habitación para darle los mensajes de Andrei, ya no era necesario que eso sucediera, porque ahora era el mismo líder quien iba a hablarle, o más bien no iba a ningún lado, porque era a él a quien veía todos los días cuando despert
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—¿Prometes que no volverás a conducir ebrio? —ella seguía abrazándolo.—Lo prometo… —dejó de mirar a su líder para mirar a Elisa, mientras la alejaba desde sus hombros suavemente, sin alarmarse él ni alarmar a nadie. No estaba seguro cuánto había escuchado Andrei, pero su mirada tampoco le parecía una amenaza.Elisa sonrió mientras lo veía ponerse de pie, le ofreció la mano para ayudarla a incorporarse y ella la aceptó, mirándolo con una sonrisa que lo despedía y él también.Cuando se volteó, se encontró con Andrei mirando hacia el muñeco, y cuando la vio a ella por el rabillo de su ojo, entonces volvió su mirada. Eso la asustó. ¿Por qué Igor no había dicho nada ni reaccionado? ¿Qué pretendía con eso o qué significaba?—Hola… —lo saludó y él siguió mirando su rostro sin ninguna expresión.Eso la angustiaba y mataba sus esperanzas lentamente, era como vivir día a día una lenta y completa tortura. —Hola —se acercó unos pasos hacia ella, mientras la chica dudaba en retroceder o seguir
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Idiota Andrei, era un idiota y no merecía su amor, sus lágrimas ni su tristeza. Él merecía a una prostituta que quisiera su dinero y su sexo, nada más, no que una chica como ella le brindara su amor puro y sincero.—Bien… —se incorporó y se bajó de Andrei y él frunció el ceño, sorprendiéndose de su propia reacción, en realidad no quería que se bajara—. No estás haciendo bien tu trabajo, te dije que para volver a entrar en mis bragas ibas a tener que mentirme, pero sigues siendo un insensible… —comenzó a caminar sin voltear a mirarlo, simplemente comenzó a caminar enfadada y él la miraba desde su lugar."Esa mocosa terca y obstinada", pensó, rodando los ojos.Elisa, por su parte, dio un portazo y se echó a su cama a llorar, pensando en lo desgraciada que era, con un hombre que no estaba dispuesto a dejarse amar y además, con un chico como Igor, tan dulce tierno que le había confesado su amor.Pensó en la ironía de su situación y nuevamente deseó estar lejos y ser libre, olvidarse de A
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—Gracias… —no sabía cómo llamarlo, no recordaba si es que en el pasado él le había dicho su nombre.—Arnold.—Arnold —respondió ella entonces con una sonrisa—. Saldré un momento, necesito aire —se excusó.—Adelante.La castaña le hizo una pequeña reverencia, porque tampoco estaba demasiado acostumbrada a tratar con formalidades en esa cultura.Deseaba estar afuera para saber si podía ver a Igor y hablar sobre lo de la tarde, pero prontamente recordó que era sábado y probablemente lo vería en un par de horas más.Mientras iba por la salida, Samuel se le interpuso y ella frunció el ceño. ¿Ahora Andrei la controlaría para evitar que saliera de esa parte de la casa?—¿Sí?—Andrei quiere verla.—Andrei está conversando con una mujer, así que dudo que quiera verme —respondió Elisa un tanto enfadada—. Y si tanto quiere verme, dile que pare de mandar mensajeros y que deje de ser idiota —siguió su camino y el hombre de Andrei sonrió. Vaya que había crecido esa chica en poco tiempo, y no dejab
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—¿A dónde? —revolvió sus cabellos con frustración—. ¡Lejos de aquí, Elisa! ¿Por qué me miras así? —bufó, al ver la expresión de su rostro.—No me iré… —sus palabras fueron una punzada a su corazón, ¿era realmente lo que quería? —Maldita sea… —habló entre dientes con ira contenida al entender la razón de la castaña, que por supuesto, tenía que ver con Andrei Borisov.—¿Por qué haces esto, Igor? Si Andrei se entera… —la interrumpió de pronto al escuchar una risas y la tomó entre sus brazos, tapando su boca y colocándola detrás de un arbusto cercano—. Mphhh…—Shhh —le pidió en voz baja, al presenciar la escena que ella también comenzó a mirar con atención—. Qué mierda…Delante de ellos estaban Andrei y Anna, ella en actitud coqueta y él, aunque estaba algo serio, no la alejaba y pronto la rubia se lanzó a sus brazos, besándolo con desesperación y tocándolo sin ningún pudor. El líder no se quedaba atrás y comenzó a corresponderle, tocándola con deseo y haciendo que Elisa soltara un resp
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Varios hombres agitados llamaron la atención del jefe, que salía enojado de los arbustos del jardín, luego de que Anna insistiera en recordar viejos tiempos, cuando tenían sexo en cualquier lugar descabellado.Pero esa vez… simplemente no pudo. A pesar de que sus caricias lograban calentarlo y que sentía su erección irse despertando, sólo tenía a la castaña en su mente y alma.Luego de besarla con desesperación durante varios minutos y que ella intentara hacerle un oral, la había apartado de manera brusca, pidiendo que se largara. Con el ceño fruncido, miró el desbarajuste y se acercó a uno de sus hombres, quien le dijo asustado que hubo una fuga, cosa que hizo que el pecho se le estrujara. Salió corriendo hacia el salón y vio a Igor dando órdenes, tenía los ojos enrojecidos y parecía a punto de querer arrancarle la cabeza al celador de turno.—¡¿Qué carajos pasó?! —demandó serio, mirando a los hombres.Estos se quedaron fríos y todo el salón quedó en absoluto silencio por las órden
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Elisa sentía que su corazón iba a estallar en su pecho, gruesas lágrimas bajaban por sus mejillas y hacía todo el esfuerzo del mundo por no ponerse a llorar como una niña.El chofer que la llevaba lucía imperturbable, parecía un robot, conduciendo seguramente hacia el sitio que Igor había conseguido para esconderla. No sabía ni siquiera si podría volver a su país, si podría comenzar de cero o por el contrario, estaría condenada a amar a ese mafioso a pesar de estar lejos de él. "Si serás tonta, Elisa. ¿Por qué sigues pensando en él? Sabes que no siente lo mismo que tú".—Señorita, llegamos —habló el hombre, deteniéndose en un edificio que parecía un hotel—. Deberá esconderse aquí hasta que pueda recibir nuevas instrucciones. —Pero, ¿cómo…? —lo miró confusa cuando le entregó un celular—. ¿Igor? —Así es.Se limitó a asentir, porque si hablaba, el nudo que cargaba en su garganta estallaría.Sabía que el rubio estaría cuidándola hasta que pudiera ponerla a salvo, pero que sería difíci
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