Él exhaló lentamente, como si tratara de ganar tiempo mientras formulaba una respuesta. Sus ojos, esos que habían cambiado de color y ahora me miraban con una intensidad afilada, se mantuvieron clavados en los míos. Por un instante, noté cómo su mandíbula se tensaba, y aunque parecía decidido a mantener el control, no pudo ocultar el destello de ansiedad que cruzó su rostro.Finalmente, se inclinó un poco hacia mí, con una sonrisa ladeada que no alcanzó sus ojos. Era una sonrisa de alguien acostumbrado a jugar con secretos, a mantenerlos guardados hasta el último segundo, y me di cuenta de que en ese momento, más que respuestas, lo que realmente buscaba era provocarme, desafiarme a ir un paso más allá.—¿De verdad quieres saberlo? —preguntó en un susurro, con un tono oscuro, casi burlón—. Porque te advierto, no va a ser tan entretenido como crees.Estaba jugando a atraerme justo al lugar donde, por orgullo o curiosidad, sabía que yo no me iba a detener.Me crucé de brazos, sosteniéndo
Leer más