Diego miró a Yolanda y, en un tono de voz baja, dijo:—Si lo quieres, mejor pregúntale a Leticia.Luego de una rápida mirada hacia Marina, se dirigió directo hacia la salida.Frustrada, Yolanda se le acercó a Leticia y le propuso algo muy importante:—Señorita Leticia, le ofrezco el doble del precio por el Diamante Corazón Azul. ¿Podría vendérmelo?Leticia, al notar la generosidad de Yolanda y su familiaridad con Diego aceptó con agrado la oferta, comprendió que no era una persona común.Dudó por un momento y miró a Diego.—Diego, ¿quién es ella?—Es mi prima —respondió Diego.Entendiendo de inmediato la situación, Leticia sonrió con interés.—Este diamante es un regalo de cumpleaños de Diego para mí. Sin embargo, tengo un diamante rosa en mi colección que podría ofrecerte. ¿Te parece bien?Yolanda no insistió más acerca del tema. Si era un regalo de cumpleaños, no quería ser tan insistente.—No necesito el diamante rosa, gracias.Leticia, con un ligero toque de timidez, añadió:—Esta
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