Yadira soportó el dolor y dijo suavemente:—Estoy bien, Macarena, por favor llévame ahora al hospital.Camilo se arrodilló sobre una rodilla y miró el tobillo de Yadira, que estaba muy hinchado y enrojecido. Se levantó y la tomó en brazos:—Yo te llevaré.Yadira, con los ojos enrojecidos, sacudió la cabeza con una expresión de súplica:—No, si te vas de la fiesta esta noche, la abuela se enterará y me culpará.—Yadira, en este momento, ¿a quién le importa la fiesta? Deja que la señorita Díaz se encargue de todo esto —le dijo Macarena con una sonrisa bastante burlona.Marina, para evitar ver la actuación, dijo: —La señorita Xerez me agarró con firmeza del brazo. Yo quería irme, pero ella insistió agarrándome y de repente se cayó sola. ¿Qué tiene eso que ver conmigo? En cualquier caso, no la empujé a propósito.Después de decir esto, intentó irse.Camilo la miró con frialdad:—No importa si la empujaste o no, la lastimaste y deberías por lo tanto disculparte.—¿Disculparme? ¿Y si no me
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