—¿Quién ha llegado? ¡Ah, es la secretaria Díaz! —dijo sarcásticamente Tomás, mientras miraba a Marina de arriba abajo. Al ver que llevaba mangas y pantalones largos, chasqueó con rabia la lengua.Marina, viendo que Camilo solo le echó una mirada indiferente, contuvo un poco sus emociones. —Señor Zamora, por lo sucedido la última vez, realmente lo siento mucho.—Mientras te bebas esta botella de licor, aceptaré tus disculpas.Tomás empujó una botella de licor directo hacia ella, con un semblante muy desagradable. La última vez, casi quedó arruinado. No podía tragar su enojo sin darle una severa lección a esta mujer. Era una botella de licor de alta graduación. Acabarla completamente podría ser fatal.Quiles sonrió con malicia.—Señor Zamora, puedo beber la mitad en lugar de la secretaria Díaz, ¿qué le parece?—No, si la secretaria Díaz no quiere beber, entonces que nos baile un striptease. Los jóvenes alrededor muy entusiastas empezaron a seguirle el juego.—Sí, ¡un striptease! Yadi
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