Todos los capítulos de Casada con el gemelo equivocado : Capítulo 41 - Capítulo 50
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La furia de Camilo
Elizabeth Romano. —¿Cómo dormiste, amor? —Raúl me abraza la cintura en cuanto entra a mi oficina, su voz profunda llenando el espacio. —Muy bien, ¿y tú? —respondo, sonriendo mientras siento su calidez. —Perfecto, soñé contigo toda la noche —dice, acercándose para besarme. Le devuelvo el beso por unos segundos antes de apartarme suavemente. —Raúl, debemos hablar —digo, intentando mantener la seriedad. —No quiero hablar, solo comerte a besos, Ellie —él baja sus besos a mi cuello, su aliento cálido haciendo que me estremezca. —¡Raúl, de verdad tenemos que hablar! Yo quiero ser sincera —insisto, poniendo una mano en su pecho para detenerlo. —Sé que no me amas, Ellie, pero eso cambiará. Solo quiero una oportunidad para ganarme tu corazón, sé que puedo lograrlo. ¿Qué dices? —me mira con ojos llenos de esperanza y determinación. —Quiero que sepas que mis hijos siempre estarán primero que todo —digo con firmeza, sosteniendo su mirada. —Lo sé, por eso te amo. Eres la mejor madre del
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Rodrigo ha regresado
Mi madre está feliz con mi relación con Raúl, al igual que yo. Él ha sido muy detallista y romántico durante estos meses. Se ha encargado de que los niños y yo estemos felices y tranquilos, nos consiente y cuida mucho.Incluso me ha propuesto presentarme a su familia materna, pero viven lejos, por lo cual deberíamos viajar. Está muy ilusionado, planeando un viaje cuando nuestro trabajo nos lo permita.En este momento estoy con él en mi casa. No deja de besar mis labios y mi cuello. Siempre que siento que intenta avanzar más allá de los besos, lo detengo. Aún no me siento lista para tener relaciones y mi maravilloso novio me respeta.—Sabes que te amo mucho, Ellie —dice, mirándome con sus ojos llenos de ternura.—¿Ah, sí? ¿Mucho? —respondo, jugueteando con su cabello.—Demasiado, hechicera, pero debo irme. Vuelvo en la noche. Te amo.—Yo más —bese sus labios suavemente, él me sigue el beso.—Flavia te fastidia mucho, pobrecito —comento, notando su ligera sonrisa.Él ríe—. No tengo opci
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La recuperaré
Rodrigo Montalban Cuando Lila me dijo que estaba libre, creí que estaba bromeando, pero no era así. Aún no entiendo cómo lo hizo, pero ganó la apelación. No estoy del todo libre; la investigación sigue abierta y sigo siendo uno de los sospechosos. Solo gané tiempo. Puedo esperar el juicio en libertad y debo firmar todas las semanas para que la policía se asegure de que sigo en el país, pero al menos podré esperar en libertad. —No dices nada —me dice Lila cuando salimos a la calle.Lila es muy guapa, tiene el cabello oscuro y lacio, ojos verdes, es esbelta y alta. Siempre está vestida formal debido a su trabajo.—Aún me parece un sueño —dije, observándola con incredulidad.—Eres libre, Ro, y te aseguro que ganaremos el juicio. Es solo cuestión de tiempo; no tienen nada en tu contra —respondió Lila con una sonrisa segura.—Solo puedo decir gracias —me acerqué a ella y le di un abrazo, el cual ella correspondió cálidamente.Cuando se apartó de mí, llevó sus manos a mis mejillas y
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Lo odio
Elizabeth Romano.Estoy en mi oficina tratando de trabajar, pero no logro concentrarme. No puedo creer todo lo que ocurrió ayer. Rodrigo ha regresado, el hombre que más odio y el padre de mis hijos. Es increíble todos los sentimientos que estoy experimentando. Anoche no logré conciliar el sueño. Antes, deseaba con todas mis fuerzas que saliera de prisión y me da gusto porque es inocente, pero no me imaginaba lo que implicaría tenerlo en mi vida. Me dio un beso, el cínico. Tuve que resistirme con todas mis fuerzas para no seguirlo, pero lo logré. Ahora estoy con Raúl; él me hace bien y es con quien quiero estar.En pocos segundos, él entra a mi oficina y me saluda con un beso corto en los labios.—¿Cómo haces para estar cada día más hermosa? —pregunta Raúl, mirándome con adoración.Reí. —Adulador.—Ah, no me crees. Te invito a cenar en la noche. Quiero presumir que la mujer más hermosa del mundo es mía —insiste, sonriendo.—No tengo ganas, ya salimos ayer —respondí, sintiéndome cansad
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Mi conversación con Eva.
Rodrigo MontalbánEstaba en mi apartamento, intentando concentrarme en la conversación con Lila mientras mi mente divagaba entre pensamientos sobre Elizabeth y los niños.Cuando le comenté a Camilo sobre Elizabeth y Raúl, al principio pareció sorprendido, pero luego me explicó sus razones. No puedo ser ingrato; Camilo ha sido mi mayor apoyo durante estos meses.En medio de mis pensamientos, Lila me sacó de mis cavilaciones.—¿Rodrigo, me estás escuchando? —preguntó Lila, rompiendo mi concentración.—Lo siento, Lila. Estaba pensando en otra cosa.— Me disculpé rápidamente.Ella rió suavemente.—No quiero agobiarte. Acabas de recuperar tu libertad. Mejor cuéntame, ¿cómo fue el reencuentro con Elizabeth y los niños?— Indaga Lila.—No sabes lo que sentí al verlos. Fue como amor a primera vista. Son hermosos y muy inteligentes. Santiago es cariñoso y juguetón, y Chris es un poco más reservado, pero estoy seguro de que me ganaré su confianza. Quiero pasar más tiempo con ellos, conocerlos mej
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Confrontación
Elizabeth Romano.En este momento estoy en mi habitación con los gemelos. Hoy trabajé hasta tarde y no los vi en todo el día.— ¿Cómo están mis amores hermosos? —les digo cariñosamente.Chris intenta desabrochar mi blusa mientras Santi está muy concentrado mirando dibujitos en el televisor y tomando su biberón. Ya deberían estar dormidos, pero hoy durmieron siesta, por lo cual será muy difícil dormirlos.— Qué tetero —me desabrocho la blusa y me subo el brasier, él se prende rápidamente y comienza a alimentarse.Ha sido muy difícil quitarles el pecho, sobre todo a Chris, quien se duerme con él. Santi no le presta mucha atención, él solo toma leche en biberón y comida sólida.Cierro los ojos y lanzo un bostezo, estoy agotada.— ¡Qué rico, a mí también se me antoja! —digo casi para mí misma.Casi salto del susto cuando escucho la voz de Rodrigo. No tengo idea cómo entró a mi habitación. El imbécil no deja de mirarme y se acerca lentamente.— ¿Cómo entraste, estúpido? —le reprocho, moles
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Fin de semana con los gemelos
Rodrígo Montalban Nunca he estado tan enfadado, estoy intentando ser comprensivo y empático con Ellie, pero no dejaré que me quite a mis hijos.Si quiere estar con Raúl o hacer lo que se le dé la gana que lo haga pero no me alejaran ni ella ni nadie de Christopher y Santiago.Camilo tiene la misma cara que yo, no puede creer lo que Ellie me dijo.— El estúpido de Raúl le mete esas ideas — Afirmé — obviamente, dudo que esas ideas salgan de la dulce Ellie— Se burla mi amigo Reí —ya no es la dulce Ellie. Es una fiera.— Ricardo murió meses antes es imposible que él sea el padre —Cam intenta tranquilizarme — sí he hecho cuentas y la noche de la fiesta hicimos a los gemelos.— Respondí — Cn eso podemos probar que son tuyos, es imposible que sean de él.—No me preocupa eso, Camilo, sino su actitud. Si quiere puede volverse una piedrita en mis zapatos, no quiero pelear, pero no me deja opción.— Comenté — Conocemos a Elizabeth perfecto está enojada, pero no te los quitará, no hará nada.
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¡No soy tu Ángel!
Elizabeth Romano—Elizabeth Romano —una mujer vestida formalmente con un atuendo rojo entró a mi oficina sin ser invitada, lo cual me extrañó porque no tengo ninguna reunión pendiente.Simplemente asentí con la cabeza.—¿En qué puedo ayudarte?— Indagué —Tú a mí en nada, soy yo quien quiere ayudarte.— Responde de manera arrogante —No te entiendo. Para empezar, ¿tú quién eres?— Cuestione.—Soy la abogada de Ro y quien logró que esté libre.— Presume —Dirás del señor o el licenciado Montalban. Eres muy poco profesional si hablas con apodos para referirte a tus clientes.— Espeté intentando disimular mis celos.—Es que tenemos más que una relación profesional.— Responde Reí fuerte —¿Folla contigo? Porque no me sorprende.—Yo no dije eso.— Se defiende —Pero te encantaría, tu cara te delata.— Comenté —Vengo por las buenas, Elizabeth, pero no te gustaría conocerme como enemiga. Rodrigo no está solo, él tiene derechos a ver a sus hijos y no puedes negárselos.— Me amenaza—Lo que yo haga o
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El pasado de Raúl
Rodrigo Montalban —Perdóname, estaba muy confundida —dijo Linda, entrando en la oficina. Su rostro mostraba una mezcla de culpa y alivio mientras se acomodaba en una silla frente a mí. No esperaba la visita de Linda, especialmente después de que ella declaró que me escuchó decir que deseaba la muerte de Ricardo. Aunque no mintió, lo que dije fue en un momento de furia y bajo los efectos del alcohol tras la boda de mi hermano y Ellie. Linda también había sido clave para que obtuviera mi libertad. —Tú hablaste con mi madre, ¿verdad? —pregunté, frunciendo el ceño mientras intentaba procesar sus palabras. —Sí, le expliqué que todo fue un malentendido y que tú nunca lastimarías a Ricardo. Los conozco desde siempre y sé que no eres ningún asesino. Solo me dejé llevar por la rabia cuando te acusé —contestó Linda, su voz temblando ligeramente. —Está bien. ¿Y qué o quién te hizo cambiar de opinión? —inquirí, tratando de entender el cambio de actitud de Linda. —Mi conciencia. En este tie
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Besos en la oficina
Elizabeth RomanoAyer, cuando bailé, me sentí en el cielo. Era libre y feliz como nunca antes. Definitivamente, bailar es lo que más amo hacer en el mundo. La sensación de libertad que me da no tiene comparación.Esta mañana, después de darle un beso a mis gemelos y cumplir con mi rutina de duchas, vestirme y maquillarme, me dirigí a la oficina. Era un día más, una rutina más, pero lo que me esperaba allí hizo que todo se tornara amargo.Al llegar a la empresa, me encontré con una sorpresa desagradable: Lila, la abogaducha. Siempre intento ser amable y no dejarme llevar por las primeras impresiones, pero ella tiene algo que me desagrada profundamente. La detesto. —¡Buenos días, Elizabeth! —saludó Lila con un tono que me hizo querer vomitar.—¿Qué haces en mi empresa? Creí que ya habíamos hablado de esto —respondí, tratando de mantener la calma.—Tengo entendido que también es de Ro y vine a verlo a él —dijo, con una sonrisa que no me gustó nada.Rodrigo llegó en ese momento, mostrand
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