Ayer leímos el testamento de mi abuelo. Me dejó como heredera de la mayoría de sus propiedades: empresas, mansiones, su avión privado, y parte de la empresa entre otras cosas. A Lucrecia le heredó una mensualidad, al igual que a mi tía Caridad y a Flavia para su sustento. También mencionó a Rodrigo, dejándole el cuarenta por ciento de las acciones de la empresa, y a mí el sesenta por ciento. A mis tías Rosalba y Eva las protegió con una cláusula para que no pudieran ser desalojadas de la casa, a menos que ellas lo desearan, y dejó un dinero para los estudios de Eva. A mis gemelos les dejó un fondo para sus estudios y acciones de sus empresas en partes iguales, reclamables al cumplir la mayoría de edad; mientras tanto, Rodrigo o yo las manejaríamos.Hasta el final, confió en que Rodrigo saldría y siempre lo consideró su nieto, incluso le dejó una carta que guardaré.En este momento, estoy celebrando con Raúl y mi madre. Ellos están felices, pero yo muy preocupada, diría que demasiado.
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