Luciana no tiene opción y se acerca al carro de Santiago. Luego de adentrarse en el vehículo y comenzar a conducir, él escoge su estación favorita en la radio. —Quita esa cara de limón, Mimada —le dice Santiago, con una sonrisa burlona. —Esta te parece, Patán —ella le regala una sonrisa falsa. —Podrías hacerlo mejor —comenta él, sin dejar de mirarla. —¿No tenías varias citas? —pregunta ella, con tono irónico. —No quería causar conflictos entre las chicas —responde él, encogiéndose de hombros. —¡Qué solidario! —ella ríe irónicamente. Al transcurrir quince minutos, llegaron a la discoteca. En la entrada, podían escuchar la aparatosa música, y al llegar, observaron el espacioso lugar repleto de luces, decoraciones de San Valentín y, en especial, personas. —Si ves alguna ex, dime —le pide ella. —El 50% de ellas, Patán —responde él, riendo. —Yo no veo a ningún ex tuyo porque no existen —comenta él, sin dejar de reír. —Muy gracioso —dice ella, rodando los ojos. Él tomó su mano
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