Apenas Faustino terminó de hablar, ya se imaginaba la escena que se avecinaba, ¡tenía que conducir bien!— Agarró el volante con fuerza y pisó el acelerador a fondo.—¡Directo al motor!—¡Tenía que hacer que el coche rugiera!— Tú… tú échate hacia atrás, no me atrevo a sentarme…Susie, sin saber qué veía, retrocedió unos pasos sin darse cuenta.— ¿Tanto, Susie?— No tengas tanto miedo, sube rápido y enséñame a conducir.Faustino sonrió alzando una ceja.Susie seguía sin atreverse a acercarse, pero Faustino, impaciente, la jaló directamente al coche y la abrazó.— Ven, Susie, si tienes miedo, no mires.— Concéntrate en enseñarme a conducir, lo demás lo dejo en mis manos.Con un golpe, la puerta se cerró.Faustino rodeó la delgada cintura de Susie con sus brazos y agarró el volante con una apariencia seria.— Ah, bueno, no muevas las manos, te agarro la mano, observa cómo piso el acelerador, y antes de empezar, te diré cuál es la marcha adelante y cuál la de reversa…El espacio delantero
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