Salem se puso de pie y caminó por la habitación. El corazón se le aceleró; sabía que Evelyn mentía, sabía que Evelyn no era su verdadera Luna, pero nunca llegó a imaginar que aquello podría venir de sus enemigos, directamente del Rey Cuervo. Entonces, él le había dado el contrato de vida o muerte, o lo que Evelyn llamaba el tal hechizo de fidelidad. Llegó hasta Javier y le quitó la hoja de papel, metiéndola al bolsillo. — Entonces, es verdad — dijo el joven — , usted tenía razón, mi alfa. Ella no es su Luna destinada. — Te lo dije, Javi, ella no lo es, y ahora, con esta evidencia, voy a enfrentarla. — ¿Pero cree que sea conveniente? — le dijo el joven antes de que Salem saliera por la puerta — . Pienso que si juega bien su juego, ella no tiene por qué darse cuenta de que usted sabe, y así podría manipularla para que le diga la verdad.Salem se sentó de nuevo en la cama y se despeinó el cabello, apretándolo con fuerza. Tal vez el joven tuviera razón, pero luego negó. — No, Javier,
Leer más