—Al fin te encuentro solo, Artem, quiero presentarte…a nuestro hijo. Este niño, es tu heredero. — aseguraba Ayla Kale, sosteniendo a su falso hijo entre sus brazos, mientras sonreía con un deje de crueldad.Sintiendo el olor de ese infante, Artem retrocedió un par de pasos. Aquello no era posible, durante todos esos años que estuvo sometido a la voluntad de la falsa luna de piel morena, no lograron engendrar hijo alguno.—Eso es imposible, ¿Por qué debería de creerte?, me fui hace mucho dejándote en los bosques de Muniellos. Ese niño no puede ser mío. — dijo Artem con firmeza.Ayla dejó escapar una cruel risotada.—Cuando decidiste abandonarme para buscar a esa maldita loba de mal augurio, yo ya estaba cargada con tu semilla, mi Alfa Artem, por eso es que emprendí una larga búsqueda y persecución para encontrarte, pero estuviste huyendo de mí. Solo yo soy tu única Luna, Génesis Levana nació para su hermano gemelo, no es para ti…y tu lugar es conmigo y nuestro hijo, Artem. No puede ser
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