Con el tiempo, él llegó a conocerla mejor.Manteniendo su actitud de caballero, no dio mayores explicaciones: —No es nada, mejor come. Lucía, sin embargo, se sintió un poco avergonzada. Para ella, Nicolás era solo un viejo compañero de clase, ni siquiera lo consideraba un amigo, pero él realmente era tan atento con ella.Lucía tomó el tenedor y pinchó la carne en su plato. Por alguna razón, percibió un olor algo desagradable que le provocó al instante náuseas. Esto le quitó el apetito.—¿Qué pasa? Ya no puedes comer más, ¿verdad? —preguntó curioso Nicolás.Lucía dejó el tenedor, no queriendo admitir que no podía comer más, así que dijo: —Mi estómago realmente es muy pequeño, ya estoy llena.Mateo se puso de pie: —Si ya todos están satisfechos, entonces dejemos de comer.Lucía pudo notar al instante su disgusto en su forma de hablar. Levantó la mirada directo hacia Mateo, pero solo vio frialdad en su rostro.Después de la amena comida, Nicolás se preparaba para irse. Como Ana estaba
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