Por más que lo moví, no pude hacer nada. El temor de perder a Zahid me llenó de un sentimiento nada agradable.—¡No, no te puedes congelar ante el temor! —Tomé mi celular y marqué a emergencias—. ¡Necesito ayuda!Los paramédicos llegaron luego de algunos minutos y se llevaron a Zahid. Me subí en la ambulancia junto con él y nadie me detuvo.—Zahid, por favor resiste —miré que los paramédicos lo atendían—. Si algo te sucede por mi culpa, me voy a reprochar toda mi vida. Quiero ser capaz de protegerte algún día, así como tú lo has hecho conmigo.La sirena de la ambulancia llenaba mis oídos, no entendía por qué el camino era tan lejano. Solo quería que llegáramos al hospital, y eso era todo.—Princesa, princesa, princesa…Cuando miré a Zahid totalmente despierto, me apresuré a llegar donde estaba. Él tenía una enorme venda en la cabeza y movía sus manos tratando de buscarme.—Zahid —sostuve su mano—, aquí estoy, no te preocupes.—Princesa del Zoco —dijo con alivio, y miró a los paramédic
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