★Itzel.—Deja de besarme, idiota —lo empujé con fuerza, tratando de apartarlo de mí, pero su agarre era firme, como si no quisiera soltarme nunca.—Ni quién quiera besarte, estás loca —respondió con desprecio, su tono sarcástico me irritaba aún más.—Entonces suéltame y vete con la cirquera —dije, tratando de mantener la compostura, aunque mi voz temblaba ligeramente por la rabia.—Eres tan insoportable, mujer. Deberías ir a un loquero, quizás tienes un daño irreversible —se burló, sin mostrar la más mínima empatía.—Para tu información, soy psicóloga —protesté, buscando imponerme con mi profesión, aunque dudaba de que eso lo hiciera cambiar de actitud.—Ja, ja, ja. Seguro, eso ni tú misma te lo crees —rió con cinismo, sin mostrarse impresionado.—¿Ya me vas a soltar o quieres que te dé un golpe que te haga soltarme? Tu beso ni siquiera me gustó —amenacé, tratando de mantener la calma, aunque la tensión estaba en aumento.—¿Así? —respondió desafiante, tomando mi cintura y volviendo a
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