CAPÍTULO 82. EL MILAGRO MAS GRANDE
Ese día, el bebé llamaba constantemente a su papá, con lo cual Adriana dejaba correr sus lágrimas, reflexionando en la falta que Mateo, le hacía también a su hijo. Sentada, en la sala de juego de espaldas a la entrada, con el niño en su regazo, ella recibió el milagro más grande que Dios le pudo regalar…—¡Mi amor, aquí estoy! —expresó Mateo emocionado, al entrar al salón e inclinarse sobre ella, para besarla.—¡Diossss míoooo! —Exclamó ella, soltando un fuerte llanto de emoción— ¡Gracias, gracias! —repetía sin dejar hablar a Mateo— ¡Señor, gracias, por este milagro de vida!Adriana se levantó de la silla de un impulso con la ayuda de él, entregando a este, el bebé, quien comenzó a aplaudir gritando:—¡Pa-pa-pa-pa-pa! —dándole besos a Mateo. Él, los abrazó y se los comió literalmente a besos.Ella, estaba muy emocionada, lo tenía abrazado por la cintura y lo besaba como si dudará que esto fuera realidad. Después, ella agradeció a Marcos y a don Kelvin por haber devuelto a su vida, a
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