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Todos los capítulos de Vuelve a mí, mi luna: Capítulo 31 - Capítulo 40
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Capítulo 31: Dejarme ir
Lo menos peor… eso sí que es decir que no tengo suerte para los hombres y que no he salido de un problema cuando otro está frente a mí listo para destruirme. Lo peor de todo, es que no sé cómo sobrevivir a tantas cosas que suceden a la vez.— ¿Vas a hacerte cargo de tu sobrino?— ¿Quieres que lo mate?— ¡Claro que no!— Sigues siendo tan buena, cuando todo se solucionaría si Nate muere. — dice Reymond.Sus palabras me confirman que no es un buen tío, pero, estoy seguro de que Nate piensa lo mismo de él, porque una cosa es ser crueles y otra es malos entre ellos y los Perasi, son ambos.— No quiero que mates a tu familia.— Eventualmente será necesario o en el peor de los casos, me tocará hacerlo porque querrán matarnos. — dice Reymond como si tuviera la certeza de que es lo que sucederá en el
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Capítulo 32: Estar en problemas
Siempre he pensado que hay palabras que tienen el poder de lastimar más que unos golpes y ahora lo compruebo, porque mientras sus amigos alfas, caminan hacia nosotros, se burlan por lo que he mencionado que es Nate para mí.— Eres una malnacida — dice Nate lanzándome un golpe que me deja a un lado de la carretera.Aunque intenté esquivarlo, logra causarme daño y por eso termino en el suelo tosiendo con fuerza, mientras imploro que la herida sane pronto para poder huir con todas mis fuerzas.— Te tuve paciencia, claramente, lo hice porque no eras la loba que más me interesaba y mira cómo me pagas. Tú te quejaste de que no fui sincero contigo, pero, tú me ocultaste tu valor y eso es no ser sincero.— ¿Por qué debía decirte lo que no te interesaste en preguntar?— ¡¿Cómo iba a saber que una omega sin manada y con tantos rechazos
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Capítulo 33: Estar en peligro
Mi cuerpo ya no me pertenece, porque aunque intento alejarme de ellos tanto como sea posible, mi cuerpo parece pegado al suelo que no va a protegerme cuando ellos comiencen a abusar de mí, porque dudo que esta sea una sola advertencia.— ¡Aléjense de mí! — grito cuando se acercan con sus sonrisas cargadas de maldad pura.— Parece que aún tiene fuerza para luchar, chicos, ¿Qué les sucede? ¿Acaso sus feromonas no son fuertes? — pregunta Nate burlándose.— No me toquen, no lo hagan o van a arrepentirse. — les advierto.Soy consciente que usar mi magia para protegerme, cuando estoy tan débil, no es algo que me dará mucho tiempo para escapar, porque ya he usado mucho mi magia durante estos días y he sido afectada por sus feromonas, pero, debo hacer algo.Por eso, cuando intentan tocarme, activo una esfera de protección que me rodea al punt
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Capítulo 34: Malestar
El alivio me invade completamente cuando lo veo. Meses antes, debía resignarme a los malos tratos o huir de ellos, cuando era posible, porque no contaba con alguien que me respaldará ni mucho menos, mostrará interés por lo que me pasaba.Tampoco puedo decir que el hombre que me causa temor y del que hui, en estos momentos no quiero verlo, porque es ese mismo hombre el que está evitando que Nate me tome sin que ponga resistencia porque sus feromonas y las de sus amigos, me tienen en un sometimiento absoluto.Incluso ahora no puedo estar en contra de la violencia que tanto miedo me causa, porque es justamente esta la que necesito para que Nate y sus amigos se detengan. Así que, lo que me hizo huir de Reymond, es lo que ahora agradezco que se encuentre.Por eso, cuando Reymond lanza lejos a su sobrino y corre hacía mí, yo lloro sintiéndome la mujer más afortunada por haber sido salvada a tiempo, aunque
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Capítulo 35: Aceptarlo
Sé lo que estoy diciendo y que no debería decirle a Reymond algo así, pero, no me es posible calmar mi boca, cuando es justamente lo que necesito; sentirme aliviada. Por eso, menciono las soluciones que estoy segura de que él sabe.— Reymond…— Un momento, sé que es algo normal buscar quien te ayude con tu malestar, pero, dudo que quieras que yo te alivie de esa forma y dudo que desees a Nate que es tu exnovio.— No lo quiero a él, te prefiero si debo escoger con quien aliviarme. — digo de inmediato.— Esto no está bien, pediré medicina para ti y te tomarás un baño con agua helada mientras el doctor llega.— No creo que pueda soportar tanto.Soy consciente de que no debo decirle cuán afectada me encuentro porque no sé qué intenciones tiene conmigo. Pero, me siento demasiado mal para fingir que me encuentro bien.&mda
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Capítulo 36: Desearlo
Mi mente ya no me dice que no lo haga, ni siquiera intento controlar mis hormonas, porque he llegado a un punto que mi parte racional se ha ido al olvido, porque ya he estado mucho tiempo con la estimulación de las feromonas, sin recibir medicina para que mi cuerpo descanse.Por eso, aunque en el pasado no quería que Nate me tocara no le había pedido a Reymond que aliviara mi necesidad, ahora lo que quiero es ser saciada y no me importará quien pueda darme ello, porque realmente lo necesito.— Elise… — dice Reymond afectado por mis hormonas.Porque incluso siento como su mirada se suaviza y su respiración es entrecortada, debido a la estimulación que mis hormonas le han dado. Por eso, puedo decir que los dos estamos tan afectados que no es posible para nosotros fingir ser inmunes a algo de lobos que nos impide huir de algo que nos ata como alfa y omega.— Lo necesito, sabes que puedes darme para s
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Capítulo 37: Invasión
No hay delicadeza en Reymond, él me ataca con fuerzas, causando que sienta como el aliento se me corta ante su rudeza profundizándose en mi cuerpo. Sus gruñidos y la forma en que me agarra, me hace comprender que es más animal que humano, porque aun sabiendo que es mi primera vez, no es gentil aunque pueda sentir que sufro.— Reymond…— Dame un segundo. — dice él atacándome de tal forma que yo siento que voy a partirme en dos. — Es muy rudo. — susurro con lágrimas saliendo de mis ojos.Reymond, sale de mi cuerpo, se levanta y se quita toda la ropa que le sobra mientras su miembro rebota con cada movimiento. Ya no hay una ligera capa de sudor, si no, está húmedo completamente y es por el líquido que sale de mí.Porque aunque sentí que era muy rudo, la excitación que me ha causado las feromonas de aquellos alfas y él, hac
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Capítulo 38: Magnifico
Es aquí cuando digo que tener sexo es una arma muy fuerte, porque, la rudeza que siempre me ha mostrado, ha mostrado un nuevo matiz al punto que no soy capaz de verlo como algo malo, si no, como algo doloroso que me da mucho placer.Uno que ya no me hace quejarme del dolor o implorar los inhibidores, porque él me está ayudando a lidiar con la excitación que otros me causaron y la sensación, está empezando a ser tan increíble, que gimo constantemente mientras mi cuerpo rebota por el choque de nuestros cuerpos.Reymond, me aleja de la pared, y me hace saltar, mientras gruñe, muerde mi piel y me abraza de tal forma que me deja saltar para invadirme sola sin que me caiga. Sin duda, él sabe cómo hacerlo y lo agradezco, porque sin ser gentil, me siento increíble.— Creo que voy a morir. — susurro.— No lo harás, solo tú puedes soportarme, Elise. Aunque otros dig
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Capítulo 39: Encenderme
Sus penetraciones son cada vez más fuertes al punto que me hace caerme por la fuerza en la que entra en mí. Por eso, termino completamente acostada, mientras él no se detiene e incluso, me nalguea, causando que sienta un hormigueo que no puedo relacionar con algo más.— Reymond… — susurro, pero, aunque quiero decirle que me siento extraña, la voz se apaga en mi garganta.— ¿Qué quieres, nena? ¿Quieres que me detenga? — pregunta Reymond en un tono de voz cargado de tanta lujuria que si fuera posible, mis oídos tuvieran un orgasmo ahora, por lo excitante que se escuchó.Por eso, gimo, porque aunque debería pedirle que se detenga, que es suficiente para ser mi primera experiencia sexual, la realidad es que mi cuerpo exige mucho más de lo que le han dado, porque aunque me siento bien, me falta más para sentirme muy feliz.Por eso, niego de inmedia
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Capítulo 40: Ser sincera
No puedo evitar gemir, las sensaciones me han llevado a un nuevo piso de excitación, donde me aferro a Reymond tanto como sea posible, para no enloquecer cuando mi primer orgasmo amenaza con salir.— No te precipites a algo que no sabes si sucederá. — digo recordando lo que ha dicho.— Sucederá, Elise. va a suceder. Además, no es muy coherente de tu parte, dudar que eso suceda, cuando me aprietas con tanta fuerza que podría liberar ese líquido que podría embarazarte con un solo intento.— Tú… estás mal. Yo… oh, diosa Luna… — digo, pero, las palabras mueren en mi garganta por todo el placer que estoy experimentando en estos momentos.— Es bueno que dejes de hablar tonterías y seas honesta contigo misma, Elise. porque eso que no crees posible, es más probable que cualquier cosa segura en el mundo. — dice Reymond.Aunque qu
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