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Todos los capítulos de Vuelve a mí, mi luna: Capítulo 41 - Capítulo 50
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Capítulo 41: Saciarse
Soy una omega con muchas limitaciones que una omega no tiene, porque yo no tengo una salvación en mi cuerpo que por no ser activada, es mi condena, pero, ya no puedo permitir que eso que aún no he podido cambiar, me haga soportar lo que no merezco.— No te daré flores, Elise. Ni mucho menos te diré cosas cursis como: ¡que hermosa te ves con esa ropa! ¡¿Te has cambiado de peinado?! O cualquier tontería que los humanos dicen para conquistar a sus parejas o para que los ame más.— ¿No quieres que te ame, Reymond? Porque dijiste que no querías que este matrimonio fuera bajo un contrato como lo hablaste inicialmente.— Quiero que recuerdes amarme, porque en el pasado me amaste, es por eso, que estamos aquí. Porque nos amamos con tanta intensidad, que nos hicieron ser esto, como castigo. — dice Reymond.Comentarios como estos, me impiden comprender de que habla, po
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Capítulo 42: Darles una lección
Minutos despuésNarra ReymondApenas terminé de liberarme en su interior, observé como ella miraba el frasco de los inhibidores, culpándolos por apenas aparecer, pero, decidí darle su espacio, entrando a la ducha para que no se molestará por todo lo que hicimos o más bien, todo lo que le hice.Sin embargo, ahora que salí del baño sonriente por al fin estar con ella de esta forma, me la encuentro dormida. El agotamiento, parece que fue más grande en ella, por lo que, regreso al baño y tomo una toalla pequeña que humedezco con el fin de pasar lentamente la toalla por todo su cuerpo.Sonriente, limpio sus piernas, su intimidad, pechos, cuello, rostro, brazos, en general, le limpio todo su cuerpo, lavando la toalla, probando la temperatura del agua y moviendo esta por su cuerpo, sin que ello la despierte.Lo que hago, no me lo han pedido, pero, he querido hacerlo, para que pueda
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Capítulo 43: Buscarlo
Soy consciente que es desgastante hacerse cargo de todos por mi cuenta, pero, el deseo de acabar con todos los que quieren hacerle daño a Elise, hizo que viniera sin mis hombres, porque soy yo quien debe protegerla de estos imbéciles.— Reymond…— Su momento de entender que no vine a negociar, pasó hace rato. Así que, es innecesario las palabras, cuando quisieron defenderse. Luchen por su propia vida, porque yo no vine a dialogar o dejarles heridas para que me recuerden, yo vine a matarlos.— ¡Yo iré por mi cuenta! — dice la basura que se atrevió a tocar a mi mujer.— Lo harás, de todas maneras ibas a hacerlo. — digo acabando con la vida de un beta.Sonriente, camino hacia Emerson, quien retrocede como si realmente me temiera, aunque su cuerpo me dice lo contrario. Porque me muestra sus dientes y por la posición en la que se encuentra, está prepar&
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Capítulo 44: Cazar
Busco por toda la manada mientras los lobos se apartan para que no los golpee o los tropiece, ya que, se nota cuan miedo me tienen, pero, por más que he buscado por toda la manada, no he encontrado un solo rastro de él, por lo que, vuelvo a la mansión principal, entrando en ella, deseando que se haya escondido en un lugar obvio.Pero, apenas entro, confirmo lo que en un principio pensé; no está aquí. Aunque su aroma está presente, no es fuerte, por lo que, debió haberse marchado hace varias horas, huyendo como lo imaginé.— ¿Ha terminado de buscar? — pregunta ella con sus ojos hinchados por tanto llorar.— ¿Dónde está su esposo?— No confía en mí, por eso, solo tomó unas cuantas cosas y se marchó sin decirme algo al respecto.— ¿De verdad piensa que le creeré?— Como puede ver, estamos c
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Capítulo 45: Visitar a Nate.
Corro hacia el hombre que se trasforma en lobo e intenta aferrarse a esa parte de su cuerpo que se ha abierto. Sus gritos de dolor, son fuertes, al punto de parecer que estoy en el infierno donde las almas gritan de dolor por todo el sufrimiento que están experimentando.Aunque dudo que este animal tenga alma, porque sus pecados son tan grandes, que no parece consciente que todo lo malo que ha hecho, es digno de una persona con un gramo de alma, pero, negra.— Elise, parece que el osado que te rompió su blusa para abusar de ti, no es tan valiente como pensábamos. — susurro al aire.— ¡¿Por qué me hiciste esto?! — grita Reece, como si tuviera problemas de memoria, porque dudo que no se acuerde del motivo de mi castigo. — Seré bueno contigo y te diré porque he escogido este castigo para ti, Reece.— Eres un…— Dilo fuerte, ¿acaso no te das
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Capítulo 46: Los padres de Nate
Debo reconocer que con mi cuñada no he tenido inconvenientes directos. Ella sólo es una mujer que se encarga de disfrutar la vida mientras su esposo e hijo hacen todo tipo de conductas inapropiadas sin importarle las consecuencias.Por eso, no tengo ningún tipo de odio hacia ella, ya que, ella ha escogido ignorar todo el asunto familiar en el que su esposo, hijo y yo estamos involucrados. Pero, eso no quiere decir que voy a ser gentil con ella si intenta hacerme daño.— ¡Por tu culpa! — grita ella corriendo hacia mí.— ¿Qué es mi culpa exactamente? — pregunto, curioso.Ella se lanza sobre mí y yo la esquivo fácilmente, porque lo que menos quiero es tener un ataque cuerpo a cuerpo con ella. Después de todo, es evidente que no podría agarrarme porque ella es un omega y yo soy un alfa.Lógicamente, nuestras fuerzas son muy diferentes. Además,
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Capítulo 47: Ser cruel
Soy consciente que si los dos están aquí enfrentándome con tanta tranquilidad, es porque Nate no se encuentra aquí. Así que, me preparo para irme, pero, mi hermano me toma del cuello e intenta levantarme del suelo, pero, aunque somos casi de la misma estatura, él no tiene la fuerza que yo si poseo.Por eso, solo se ve cuanto lo intenta al punto que las venas de su rosto y cuello se muestran en alto relieve, pero, no me eleva del suelo y por eso, aprieto su mano con fuerzas al punto que él me suelta y se aleja de mí intentando tocar su mano con disimulo.— Puedes intentar dañarme, hermano, pero, ya no soy el niño que pisoteabas a tu antojo porque no tenía la fuerza para enfrentarte. Esos casi años de diferencia ya no me dejan en desventaja, hermano.>> Porque mientras tú ya estás envejeciendo, yo estoy en mi mejor momento, uno donde soy tan joven que puedo gana
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Capítulo 48: Avergonzarme
Narra EliseMi cuerpo duele cuando me muevo y es eso lo que me hace despertar, pero, solo para empeorar como me siento, porque cuando intento levantarme de la cama, mi espalda duele al punto de que siento como algo suena.— ¿Dónde estoy? ¿Qué rayos me ha sucedido? — pregunto aturdida.Las ganas de orinar, hacen que me levante, pero, lo que se considera una tarea sencilla, me resulta muy difícil de hacer porque todo mi cuerpo duele e incluso, para sentarme o caminar, siento que me duele el doble.Aturdida, miro a mi alrededor y compruebo que el sol esta por ocultarse, por lo que, temo que haya tenido un accidente y recién despierte del coma, pero, me resulta extraña esa hipótesis, porque aunque estoy limpia, no tengo ropa puesta.‘¿Acaso un camión me arrolló y la magia no dejó rastro de cicatrices, pero, aún le falta sanarme internamente?’ me pre
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Capítulo 49: Hablar con él en el baño
Mi corazón late frenéticamente por lo que ha dicho y no entiendo porque lo hace, cuando a mí me gustan las muestras románticas que no impliquen la violencia. Pero, parece que aunque sé que fue violento, el hecho de saber que lo hizo por protegerme hace que me emocione.‘¡No debería hacerte feliz que él asegure que quien me toque lo matará! ¡A ti no te gusta ese tipo de violencia!’ me grito mentalmente.— No voy a permitir que dañen a mi luna y sigan con sus vidas, por eso, les di una lección que nunca olvidará cualquiera que intenté tocarte. — dice Reymond cerca de mi oído.Su aliento, golpea con fuerzas mi piel, causando que se sienta muy sensible. Pero, lo que me preocupa no es mi piel erizada, si no, todo el revuelo de sensaciones que experimento por esa estimulación.‘¡Contrólate, Elise! ¡¿Acaso
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Capítulo 50: Información revelada
Trago duro e intento pegarme tanto a la puerta deseando que esta se rompa y me deje salir, pero, la suerte no está de mi lado y por eso, no es posible para mí huir como deseo, si no que, soy acorralada por la bestia que será mi esposo.— Reymond…— Te escucho, mi luna. — dice Reymond y yo tensiono mi cuerpo.— Eres un peligro en todo el sentido de la palabra. — susurro y él sonríe.— Bueno, al menos el peligro que soy para ti es porque tu vagina sufra de tanta fricción y no por algo más. — dice Reymond.— No entiendo cómo puedes hablar tan cómodamente cosas que son delicadas, Reymond.— ¿Con quién más voy a hablar de cosas intimas si no es con mi prometida? — pregunta Reymond.En momentos como estos, me gustaría tener mucha experiencia en este tipo de cosas, para no sentirme así de aver
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