Narra Elise
Mi cuerpo duele cuando me muevo y es eso lo que me hace despertar, pero, solo para empeorar como me siento, porque cuando intento levantarme de la cama, mi espalda duele al punto de que siento como algo suena.— ¿Dónde estoy? ¿Qué rayos me ha sucedido? — pregunto aturdida.Las ganas de orinar, hacen que me levante, pero, lo que se considera una tarea sencilla, me resulta muy difícil de hacer porque todo mi cuerpo duele e incluso, para sentarme o caminar, siento que me duele el doble.Aturdida, miro a mi alrededor y compruebo que el sol esta por ocultarse, por lo que, temo que haya tenido un accidente y recién despierte del coma, pero, me resulta extraña esa hipótesis, porque aunque estoy limpia, no tengo ropa puesta.‘¿Acaso un camión me arrolló y la magia no dejó rastro de cicatrices, pero, aún le falta sanarme internamente?’ me preMi corazón late frenéticamente por lo que ha dicho y no entiendo porque lo hace, cuando a mí me gustan las muestras románticas que no impliquen la violencia. Pero, parece que aunque sé que fue violento, el hecho de saber que lo hizo por protegerme hace que me emocione.‘¡No debería hacerte feliz que él asegure que quien me toque lo matará! ¡A ti no te gusta ese tipo de violencia!’ me grito mentalmente.— No voy a permitir que dañen a mi luna y sigan con sus vidas, por eso, les di una lección que nunca olvidará cualquiera que intenté tocarte. — dice Reymond cerca de mi oído.Su aliento, golpea con fuerzas mi piel, causando que se sienta muy sensible. Pero, lo que me preocupa no es mi piel erizada, si no, todo el revuelo de sensaciones que experimento por esa estimulación.‘¡Contrólate, Elise! ¡¿Acaso
Trago duro e intento pegarme tanto a la puerta deseando que esta se rompa y me deje salir, pero, la suerte no está de mi lado y por eso, no es posible para mí huir como deseo, si no que, soy acorralada por la bestia que será mi esposo.— Reymond…— Te escucho, mi luna. — dice Reymond y yo tensiono mi cuerpo.— Eres un peligro en todo el sentido de la palabra. — susurro y él sonríe.— Bueno, al menos el peligro que soy para ti es porque tu vagina sufra de tanta fricción y no por algo más. — dice Reymond.— No entiendo cómo puedes hablar tan cómodamente cosas que son delicadas, Reymond.— ¿Con quién más voy a hablar de cosas intimas si no es con mi prometida? — pregunta Reymond.En momentos como estos, me gustaría tener mucha experiencia en este tipo de cosas, para no sentirme así de aver
El enojo en sus ojos es tan peligroso que no soy capaz de decirle lo que ha sucedido, porque sé que es capaz de matarlos como lo aseguró. Así que, trago duro y niego ante su mirada llena de enojo.— Deja de pensar solo en muerte, Reymond, no hagas que vuelta a temerte.— Está bien que me temas, me odies o me ames, son sentimientos muy fuertes que al menos me ayudarán a tenerme en tu mente. — dice Reymond sonriente,— Estas completamente loco. — digo con frialdad.— Dime si algún lobo de mi manada te gusta…— Hice la pregunta porque quiero saber si estaré en problemas si algún beta fuerte de tu manada se acerca a mí y activa mi deseo sexual.Mi suposición no parece agradarle al punto que parece que en su garganta pasa un trago amargo que le hace hacer expresiones de desagrado. Pero, afortunadamente se aleja dándome un poco d
Horas despuésEl agotamiento me invade al punto que no puedo levantarme de la cama, pero, no soy capaz de dormirme, porque mi cuerpo esta activado por todo lo que hace poco terminamos de hacer.Realmente no puedo entender cómo es posible que yo pueda soportar tanto tiempo teniendo sexo, cuando es mi segunda experiencia teniendo sexo. Pero, si en la primera soporté tanto, parece que en la segunda pude el doble.— Necesitamos comer. — dice Reymond y yo asiento— Si seguimos así, moriré por durar tantas horas sin comer, porque estoy teniendo sexo contigo. — me quejo.— ¿Llevamos dos días sin comer?— ¿Llevamos?— No creerás que comí mientras estabas dormida, ¿verdad?— Pensé que…— No lo hice. Así que, decide si quieres comer aquí o en el comedor.‘¿Cómo es pos
Horas despuésAunque no tengo mente para poder pensar en lo que está sucediendo, las personas a cargo de mi preparación para la boda, hacen su trabajo mientras yo continúo procesando la invitación que nos llegó hace algunas horas.— Señora, es un día emocionante, no debería verse así. — dice una de las encargadas de mi arreglo.— ¿Acaso no está feliz?No lo estoy, pero, no puedo decir eso, cuando he llegado tan lejos. Porque no solo he tomado a Reymond como mi protector, si no, que he tenido tanto sexo con él que no hay una sola posición sexual en la que no lo hayamos hecho.Pero, ahora no es mi relación con Reymond lo que me preocupa, porque podemos vivir bien solo teniendo sexo, porque en eso nos comunicamos muy bien. Mi preocupación ahora es la cena con los Perasi. Porque Nate y su padre son alfas que han dejado en claro cuan c
La sorpresa me invade por completo, al notar que han preparado algo hermoso en el jardín de la casa, pero, lo que me sorprende es que yo no haya percibido el olor a flores y manzanas como tampoco que todos los lobos de la manada seguramente ya se encuentran aquí.— ¿Cómo es posible que hayan arreglado todo esto? — pregunto confundida.— Las habitaciones fueron creadas para que no se escuche o pueda olerse algo en ninguna de las direcciones, por lo que, solo cuando la puerta o alguna de las ventanas no está bien cerradas, es que puedes saber que sucede afuera.— ¿Por qué son así? — pregunto curiosa.— Pensaba en el momento en que nos encontráramos, no me gustaría que los demás pensaran que te estoy matando porque no puedes detener tus gritos ni yo mis gruñidos.— ¡Reymond!— Si no eres capaz de soportar la respuesta, &
Cada una de las personas presentes, nos felicitan por esta unión que prácticamente sucedió de un momento a otro, aunque la mayoría no es conocido para mí, el olor característico de la manada que tanto he percibido en Reymond, me hace sentir menos incomoda de lo que pensé que sería.No obstante, no puedo evitar que sentirme extraña porque ahora pertenezco a una manada. después de todo, la ‘paria’ ahora es recibida por una manada… y para mí, esa transición de ser burlada por los hombres y excluida de mi propia especie, para ser ahora la luna de alguien, es algo difícil de procesar.— ¿Es molesto para ti tener tantas personas? ¿Debí invitar menos personas?— No puedes alejar a tu manada, Reymond. Entiendo que debo conocerlos a todos, así que, no voy a pedirte egoístamente que saques a alguien de la manada por mi tran
Miro a mi alrededor, dándome cuenta de que realmente no hemos disfrutado de la fiesta de nuestra boda, ni siquiera me he presentado a cada mesa o tomado fotos de recuerdos ahora siendo esposos, pero, a Reymond no parece importarle ello.Sabiendo como es él, pienso sobre que debería decirle para que acepte quedarse aquí un rato más, pero, él no pierde el tiempo y por eso, me levanta colocándome sobre su hombro, como si fuera un saco de comida o algo así.— ¡Reymond! — grito apoyando mis manos en su espalda, por miedo a caerme.— Te di tiempo para pensar, pero, que esperé a que medites dos días para darme una respuesta a algo que pasará, es avaricia de tu parte, Elise. — dice Reymond.Yo me ruborizo, bajo la mirada de todos los presentes que celebran esto como si fuera algo hermoso de ver, cuando en realidad no está siendo amoroso o gentil. Pero, a Reym