No hay delicadeza en Reymond, él me ataca con fuerzas, causando que sienta como el aliento se me corta ante su rudeza profundizándose en mi cuerpo. Sus gruñidos y la forma en que me agarra, me hace comprender que es más animal que humano, porque aun sabiendo que es mi primera vez, no es gentil aunque pueda sentir que sufro.
— Reymond…— Dame un segundo. — dice él atacándome de tal forma que yo siento que voy a partirme en dos. — Es muy rudo. — susurro con lágrimas saliendo de mis ojos.Reymond, sale de mi cuerpo, se levanta y se quita toda la ropa que le sobra mientras su miembro rebota con cada movimiento. Ya no hay una ligera capa de sudor, si no, está húmedo completamente y es por el líquido que sale de mí.Porque aunque sentí que era muy rudo, la excitación que me ha causado las feromonas de aquellos alfas y él, hacEs aquí cuando digo que tener sexo es una arma muy fuerte, porque, la rudeza que siempre me ha mostrado, ha mostrado un nuevo matiz al punto que no soy capaz de verlo como algo malo, si no, como algo doloroso que me da mucho placer.Uno que ya no me hace quejarme del dolor o implorar los inhibidores, porque él me está ayudando a lidiar con la excitación que otros me causaron y la sensación, está empezando a ser tan increíble, que gimo constantemente mientras mi cuerpo rebota por el choque de nuestros cuerpos.Reymond, me aleja de la pared, y me hace saltar, mientras gruñe, muerde mi piel y me abraza de tal forma que me deja saltar para invadirme sola sin que me caiga. Sin duda, él sabe cómo hacerlo y lo agradezco, porque sin ser gentil, me siento increíble.— Creo que voy a morir. — susurro.— No lo harás, solo tú puedes soportarme, Elise. Aunque otros dig
Sus penetraciones son cada vez más fuertes al punto que me hace caerme por la fuerza en la que entra en mí. Por eso, termino completamente acostada, mientras él no se detiene e incluso, me nalguea, causando que sienta un hormigueo que no puedo relacionar con algo más.— Reymond… — susurro, pero, aunque quiero decirle que me siento extraña, la voz se apaga en mi garganta.— ¿Qué quieres, nena? ¿Quieres que me detenga? — pregunta Reymond en un tono de voz cargado de tanta lujuria que si fuera posible, mis oídos tuvieran un orgasmo ahora, por lo excitante que se escuchó.Por eso, gimo, porque aunque debería pedirle que se detenga, que es suficiente para ser mi primera experiencia sexual, la realidad es que mi cuerpo exige mucho más de lo que le han dado, porque aunque me siento bien, me falta más para sentirme muy feliz.Por eso, niego de inmedia
No puedo evitar gemir, las sensaciones me han llevado a un nuevo piso de excitación, donde me aferro a Reymond tanto como sea posible, para no enloquecer cuando mi primer orgasmo amenaza con salir.— No te precipites a algo que no sabes si sucederá. — digo recordando lo que ha dicho.— Sucederá, Elise. va a suceder. Además, no es muy coherente de tu parte, dudar que eso suceda, cuando me aprietas con tanta fuerza que podría liberar ese líquido que podría embarazarte con un solo intento.— Tú… estás mal. Yo… oh, diosa Luna… — digo, pero, las palabras mueren en mi garganta por todo el placer que estoy experimentando en estos momentos.— Es bueno que dejes de hablar tonterías y seas honesta contigo misma, Elise. porque eso que no crees posible, es más probable que cualquier cosa segura en el mundo. — dice Reymond.Aunque qu
Soy una omega con muchas limitaciones que una omega no tiene, porque yo no tengo una salvación en mi cuerpo que por no ser activada, es mi condena, pero, ya no puedo permitir que eso que aún no he podido cambiar, me haga soportar lo que no merezco.— No te daré flores, Elise. Ni mucho menos te diré cosas cursis como: ¡que hermosa te ves con esa ropa! ¡¿Te has cambiado de peinado?! O cualquier tontería que los humanos dicen para conquistar a sus parejas o para que los ame más.— ¿No quieres que te ame, Reymond? Porque dijiste que no querías que este matrimonio fuera bajo un contrato como lo hablaste inicialmente.— Quiero que recuerdes amarme, porque en el pasado me amaste, es por eso, que estamos aquí. Porque nos amamos con tanta intensidad, que nos hicieron ser esto, como castigo. — dice Reymond.Comentarios como estos, me impiden comprender de que habla, po
Minutos despuésNarra ReymondApenas terminé de liberarme en su interior, observé como ella miraba el frasco de los inhibidores, culpándolos por apenas aparecer, pero, decidí darle su espacio, entrando a la ducha para que no se molestará por todo lo que hicimos o más bien, todo lo que le hice.Sin embargo, ahora que salí del baño sonriente por al fin estar con ella de esta forma, me la encuentro dormida. El agotamiento, parece que fue más grande en ella, por lo que, regreso al baño y tomo una toalla pequeña que humedezco con el fin de pasar lentamente la toalla por todo su cuerpo.Sonriente, limpio sus piernas, su intimidad, pechos, cuello, rostro, brazos, en general, le limpio todo su cuerpo, lavando la toalla, probando la temperatura del agua y moviendo esta por su cuerpo, sin que ello la despierte.Lo que hago, no me lo han pedido, pero, he querido hacerlo, para que pueda
Soy consciente que es desgastante hacerse cargo de todos por mi cuenta, pero, el deseo de acabar con todos los que quieren hacerle daño a Elise, hizo que viniera sin mis hombres, porque soy yo quien debe protegerla de estos imbéciles.— Reymond…— Su momento de entender que no vine a negociar, pasó hace rato. Así que, es innecesario las palabras, cuando quisieron defenderse. Luchen por su propia vida, porque yo no vine a dialogar o dejarles heridas para que me recuerden, yo vine a matarlos.— ¡Yo iré por mi cuenta! — dice la basura que se atrevió a tocar a mi mujer.— Lo harás, de todas maneras ibas a hacerlo. — digo acabando con la vida de un beta.Sonriente, camino hacia Emerson, quien retrocede como si realmente me temiera, aunque su cuerpo me dice lo contrario. Porque me muestra sus dientes y por la posición en la que se encuentra, está prepar&
Busco por toda la manada mientras los lobos se apartan para que no los golpee o los tropiece, ya que, se nota cuan miedo me tienen, pero, por más que he buscado por toda la manada, no he encontrado un solo rastro de él, por lo que, vuelvo a la mansión principal, entrando en ella, deseando que se haya escondido en un lugar obvio.Pero, apenas entro, confirmo lo que en un principio pensé; no está aquí. Aunque su aroma está presente, no es fuerte, por lo que, debió haberse marchado hace varias horas, huyendo como lo imaginé.— ¿Ha terminado de buscar? — pregunta ella con sus ojos hinchados por tanto llorar.— ¿Dónde está su esposo?— No confía en mí, por eso, solo tomó unas cuantas cosas y se marchó sin decirme algo al respecto.— ¿De verdad piensa que le creeré?— Como puede ver, estamos c
Corro hacia el hombre que se trasforma en lobo e intenta aferrarse a esa parte de su cuerpo que se ha abierto. Sus gritos de dolor, son fuertes, al punto de parecer que estoy en el infierno donde las almas gritan de dolor por todo el sufrimiento que están experimentando.Aunque dudo que este animal tenga alma, porque sus pecados son tan grandes, que no parece consciente que todo lo malo que ha hecho, es digno de una persona con un gramo de alma, pero, negra.— Elise, parece que el osado que te rompió su blusa para abusar de ti, no es tan valiente como pensábamos. — susurro al aire.— ¡¿Por qué me hiciste esto?! — grita Reece, como si tuviera problemas de memoria, porque dudo que no se acuerde del motivo de mi castigo.— Seré bueno contigo y te diré porque he escogido este castigo para ti, Reece.— Eres un…— Dilo fuerte, ¿acaso no te das