—¡Sarah! —exclama Lukas, al verla con sus valijas listas para dejarlo. Es algo que no quiere hacer. Tenerla junto a él, lo hace sentir tranquilidad, deseo de cuidarla y protegerla.La conoce desde niña y sabe todo de ella. Le encanta hablar e ir de frente, es la mujer más sincera que ha visto. Odia que la interrumpan cuando está comiendo. Su postre favorito es el arequipe, le encanta caminar bajo la lluvia. Sus flores favoritas son las rosas blancas, tiene una tía y un tío los cuales viven en América, tiene tres primos que poco ve. La criaron sus abuelos, ya que sus padres murieron en fatídico accidente automovilístico. Es fanática del orden y el aseo…De alguna manera se da cuenta de que ella es la mujer de su vida, pero no entiende por qué razón, no logró verla antes. Con Raisa no se sentía así, no es fácil de explicar, pero verla sonreír ya lo hace feliz.—Lukas, ponte serio… No soy una niña pequeña que tienes que manipular… No me sonrías, así que vuelves a hacer que caiga ante tu
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