*—Uriel:Habían pasado semanas desde aquella noche con Danny, pero para Uriel, el impacto seguía golpeándolo como una tormenta incesante. Su vida, que siempre había manejado con un control casi absoluto, parecía haberse desmoronado en cuestión de días.Decidido a no dejarse arrastrar por la confusión ni el peso de los recuerdos, intentó volver a su rutina, a lo único que siempre lo había hecho sentir invencible: su vida de libertino. Esa existencia de noches desenfrenadas, cuerpos sudorosos y placer sin ataduras.La primera semana después del encuentro, Uriel regresó al Oscuro, su refugio habitual, el club donde era una especie de leyenda. Se sintió aliviado al descubrir que Danny no había vuelto, pero una tranquilidad amarga se asentó en su pecho. No es que lo odiara, al menos no como antes, pero verlo allí, en su mundo, el mundo que Danny había abandonado hacía tanto, habría sido insoportable. Danny no pertenecía a ese lugar, nunca lo hizo, y Uriel no quería lidiar con su pre
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