Ella se sentía como la primera vez, todo de su cuerpo le dolía, cada pequeño movimiento le fastidiaba y quemaba, parpadeo despacio para mirar su alrededor como podía. Isobel a duras penas podía moverse por el intenso dolor, como pudo se sentó sobre el colchón donde se encontraba, apoyo su espalda suavemente en la fría pared, suspirando con pesadez.Estaba sola en aquel lugar, bajó su vista hacia sus manos mirando las mismas manchadas de sangre, se asustó, llevó ambas a su pecho donde su tío Fariád había clavado aquella daga, aunque no sentía alguna herida, estaba llena de sangre, ¿Entonces no era un mal sueño?, se preocupó por Westh ¿Qué había hecho?, se sentía muy diferente, como si le faltará algo.—¿Westh? — llamó con voz débil, teniendo la esperanza de que esta le contestara, cosa que no fue así, la joven no obtuvo respuesta alguna. — Por favor, contesta.Sus lindos ojos se llenaron de lágrimas, sorbió su nariz, comenzando a llorar, aunque soltó un grito con la poca fuerza que le
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