Las noticias no se hicieron esperar; antes de que cayera la madrugada, la ciudad entera sabía lo que había pasado en Vital. Una vez más, la farmacéutica estaba envuelta en un escándalo de proporciones enormes. De las seis personas que estaban tiradas en el suelo, dos habían fallecido esa misma noche. Las otras cuatro estaban gravemente heridas, pero sobrevivirían. El cuerpo del hombre que estaba sobre la tarima, llamado Raúl, uno de los porteros del edificio, fue identificado. La bomba no fue identificada, pero balística confirmó que había sido puesta en el atril con un cronómetro; no tenía control remoto. Estaba diseñada para explotar a esa hora específica, la hora en que Adrián, es decir, Alfonso, debería haber estado sobre la tarima dando su discurso.Adrián estaba sentado en una fría y dura silla. Tenía sueño, le dolía el cuerpo y le ardía la garganta. Quería irse a casa a descansar, aunque sabía que no lograría hacerlo. Cada vez que cerraba los ojos, veía en su mente las imágen
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