Adrián escuchó una voz a lo lejos, se le hacía familiar pero no era capaz de entender ciertamente de quién era o qué le decía. Los oídos le pitaban como si un par de cornetas se hubieran posicionado en cada una de sus orejas. De repente, un dolor lo invadió, le atravesó desde la parte trasera de la cabeza y toda la columna. Entonces, todo regresó a él como un baldado de agua fría ir caminando hacia el auto de Alfonso, siendo arrollado por él, luego manipularlo para que creyera que la idea de intercambiar era suya, su padre, la empresa, Hannah, el cálido y estrecho interior de la mujer, sus besos y luego explosión. Cuando abrió los ojos, Hannah estaba sobre él, lo sostenía, cargado en sus piernas, había humo y polvo, le picaba la nariz y le dolía la cabeza, todo se veía borroso, la mujer le hablaba, pero él no era capaz de entender lo que decía. Se escuchaba tan lejos como un sueño, se tocó la parte trasera de la cabeza donde se había golpeado al caer, luego si miró la mano, no ten
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