Capítulo 77. Seguir adelante
Apagó el Camaro y se bajó del auto para dirigirse con paso decidido hacia los sujetos ubicados en la acera, quienes enseguida se pusieron de pie palmeando las armas que tenían tras las cinturillas de sus pantalones.—¡Ey, amigos! ¿Quieren ganarse un buen dinero hoy? —les dijo al estar junto a ellos. Los hombres lo miraron con curiosidad, aunque preparados para atacar si así fuese necesario.Iván sonrió con malicia. Debía reconocer que su esposa tenía razón, no podía seguir la misma estrategia de buscar a esos imbéciles. Haría que ellos lo buscaran a él.Media hora después, Iván llegaba a la última dirección que le habían facilitado. Se trataba de una vieja fábrica de telas abandonada desde hacía décadas.Altos y gruesos muros de concreto amarillento, manchado por el paso del tiempo, rodeaban el lugar. Decenas de estrechos ventanales verticales se extendían por los laterales, por encima de su cabeza, muchos de ellos sin cristales o con restos de ellos.La puerta, del tamaño del portón
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